Él graba un video que cuelga en una red social para que
ella, que sabe que le espía a ratos, sepa que se acuerda de ella. No quiere
llamarla y tampoco que ella lo haga, solo quiere que sepa que sabe. Ella se lo
pone unas cien veces, arrima el aparato al oído intentando despistar el ruido
que llega desde el salón. Analiza palabra por palabra, las anota en el reverso
de la lista de la compra para después leerlas despacio sin tener que volver a
la aplicación. Se va al baño para encerrarse. Allí no hay que dar explicaciones.
Enciende la radio y sube el volumen. Con la voz gritona del locutor de radiofórmula,
arranca a llorar e hipar hasta que ve su reflejo en el espejo y se siente idiota. Debería parar. Ella ya no es nadie, se deshinchó poco a poco, como un globo de helio. Tira de la cadena y apaga la radio. Abre el grifo, pone la cabeza debajo y
ahora los ojos rojos pueden ser cosa del champú. Se acomoda apoyándose en la
bañera y se fija en que debería cambiar las toallas y llamar al fontanero para
que repare el goteo continuo de la cisterna.
El partido ha llegado a la media parte. No queda cerveza en la nevera y el
revuelo, entre chistoso y tosco, le da una excusa. Se ofrece para salir, traerá unos cuantos
botellines y un par de paquetes de panchitos. Antes de salir, se pasa la mano por el cabello mojado, coge el paraguas y
coloca el móvil en el bolsillo.
domingo, 11 de julio de 2021
ESPECULACIONES
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El goteo continuo de la cisterna te puede hacer una noche infernal, depende de tu estado de ánimo.
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