Nos empeñamos en negarnos. Yo te niego por tres veces, tú hasta veinticuatro, una por cada hora del día que pasa. Inevitable, los dos lo sabemos. Pero cada día amanece y yo, muerta de sueño, falta de ganas, falta de todo, pero con el pie apenas en la acera, invoco a la conciencia, como si de un mantra se tratara y sigo negándote a fuerza de “noes”. Para no perder la cordura, para no quedarme a medio camino, para seguir caminando en la dirección que sea. Hoy ya he perdido la cuenta, los “no” se me han multiplicado por mil y sólo son las nueve de la mañana.
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Pues no puedes er esto. Llegarás a un vivir sin vivir en tí.
ResponderEliminarKenit
Ah,no. Eso si que no.
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