"Los amores son historia más o menos accidentadas que acontencen entre hombres y mujeres"
Encadeno dos ideas
y lo hago mal. Te echo de menos más que otros días y barajo pensamientos ridículos que no pasan
de borrón. Mientras espero que se desvanezcan, fuerzo el parpadeo para que desaparezca, también, el desesperante titileo de una candela que se encendió con el malestar
que llegó sin llamarle y que sé que no desaparecerá en los próximos días.
Bostezo escondiéndome tras la mano, en un gesto
mecánico que no puedo controlar; y sumo, y resto, y divido por dos y vuelvo a
sumar para que nada cambie, para que todo siga así, en un silencio que todo lo adormece.
"En el Espíritu
del tiempo [Zeitgeist] de cada época hay un afilado viento del este
que sopla a través de todas las cosas.
Yo puedo encontrar huellas de ello en todo lo que se ha hecho, pensado y escrito,
en la música
y en la pintura, en el florecimiento de este o aquel arte: deja su marca
sobre todas las cosas y sobre cada uno"
Se queda de pie, en realidad, sobre las puntas de los pies, y mientras se mece mira al frente de un modo desdeñoso.
–Puedo reírme de ti y de los cien demonios siguientes –dice-. Escupe contra el suelo mientras lanza un aullido atroz que se escapa por la junta de la ventana. Es el repetido discurso, el gesto, de una perturbada que perdió el juicio a fuerza explorar con sus fosas nasales y de contraer la pelvis buscando la extravagancia en el querer.
Acerca su cara al cristal, el espejo la multiplica por dos. Juntan las frentes, una de carne, la otra un reflejo vivo y se murmuran maldiciéndose por la ropa de una y otra, por la lastimosa pupila azul, por las abrazaderas que se balancean cada vez que mueven las mano.
–Deberías quedarte ciega. Nada bueno pueden ver unos ojos tan enfermos.
"La conozco desde siempre. Todo el mundo dice que de joven era usted
hermosa,
me he acercado para decirle que en mi opinión la considero más hermosa
ahora
su rostro de muchacha me gustaba mucho menos que el
de ahora, devastado".
Un estremecimiento quedo le
recorrió el cuerpo, extendió el brazo y la buscó con la mano. Solo cuando los
dedos rozaron la curvatura de su cadera se calmó. Hundió la cara entre el cabello tibió,
respiró y los pulmones se le expandieron. Nunca pudo resistir el aroma de su
sueño espeso, ni el de las trazas del perfume que desprendía después de hacer el amor. Se durmió en el acto. Durante la noche se
despertó varias veces, escuchaba su inspirar profundo, loaba la hora en que se
encontraron y al poco, suavemente, dejaba su mano dormir entre sus senos como
si de ese modo todos los infiernos corrieran a cuenta de otro y ellos, piel con
piel, fueran inmunes a todo y a todos.
"Lo importante es transformar la pasión en carácter."
Si lees este blog casi con toda seguridad la
literatura no es tu oficio. Quienes tienen la suerte, o la desgracia (¡Vaya uno
a saber!), de dedicarse profesionalmente al mundo de las letras no acostumbran a
asomar la nariz por los territorios comanches de los que tenemos por hobbyjuntar letras. Pero si eres un “juntaletras”, como ésta
que ahora reúne unas cuantas, no olvides que lo que importa es que puedes
juntar lo que te dé la gana, porque a nadie debes nada. Y da igual si lo que
escribes le gusta a tu madre, a tu padre, a tu pareja o no le gusta
absolutamente a nadie. A nadie debes nada, ni nada debes a nadie. Lo que hagas
debe parecerte bien a ti, gustarte a ti, que te mueres por dar sentido a esa
otra vida que llevas dentro.
Los “juntaletras” acostumbramos a leer
mucho, a escuchar más y tenemos nuestros propios referentes. El mío, Enrique
Vila-Matas. Mi filia por el escritor barcelonés es ya un clásico que no oculto
nunca, y recurro a él con frecuencia. Y es así porque me gusta lo que escribe,
cómo lo escribe y lo que piensa sobre la cosa de escribir.
Así que como no hay mal que por bien no venga,
una que lee y rebusca, a veces encuentra. Aquí dejo transcrito un fragmento de
una entrevista realizada a Enrique Vila-Matas que vale tanto para los que
tienen su oficio en la literatura como para los que nos dedicamos jugar a “juntaletras”.
“Cuando encuentras algo que es para ti, que es algo tuyo,
que sientes realmente como algo tuyo, ya da igual si está bien o mal. Ya da
igual que sea una frase ridícula o patética, da igual porque es tuyo, y te
gusta tanto que ya da igual el criterio de cualquier lector que se acerque al
libro, es tuya y sabes que te gusta”.
"I wish I knew someone like you could love me I wish I knew you place no one above me Did I mistake this for a real romance? I wish I knew, but only you can answer".
Voy en un taxi
camino del trabajo, hay un atasco enorme en la Gran Vía. Los días han alargado,
el Mediterráneo se evapora y mayo, como siempre, nos devuelve una humedad
excesiva. Podríamos estar en Da Nang, pero no.
El paraíso vomitasobre la
ciudad una calima insoportable y la viste de gris. El exceso de piedra, el
cielo plomizo, la molicie de la vida
vaga, y el confuso graznar de cien mil gaviotas que escapan del hambre que les
sirve el mar, se convierten en un decorado casi perfecto para el desaliento. En el coche vecino, el pasajero bosteza. ¿Nadie
duerme bien en esta ciudad?
El conductor me
pregunta si me importa que ponga un poco de música. Nada me gustaría más. Anoto
en la agenda el nombre de un trompetista de jazz y espero, mientras me pierdo
entre los acordes, que el atasco dure un par de horas por lo menos. Así lo digo
en voz alta y unos ojos, alertas, me vigilan desde el retrovisor.
Cierran la tarde de un oscuro
domingo pensamientos fríos. Secuestran entre sus
tinieblas, rumores negros, figuras indiferente
entre volutas sucias. Es la inmovilidad de días que
arrancan la esperanza diminuta. Todo fuera del alcance,
lejano Las ideas se balancean entre
el temor y la nada. Estiras el brazo intentado
alcanzar la soga pero llegas tarde y todo,
absolutamente todo, se trunca No soy yo, eres tú; no eres
tú soy yo Y el tiempo, obtuso, se lleva
las tardes, ignorante, de que sólo
se lleva ruido. Ruido y nada más.