Cada nueva
esperanza que sentimos nos hace ver de manera distinta el pasado.
Tus historias
convertidas en teorías y tu beso encendido son las pocas cosas que se encierran
en el recuerdo que quedó sellado bajo el conocimiento de que no hay más mañana que
el que ayer cerramos. Solo quedan bocas ordinarias que bostezan y tú, que rebuscas
entre la hojarasca seca para poder prologar tu silencio porque la garganta se te quedo seca mientras buscabas tristes excusas.
Mañana es hoy, hoy ya
es ayer y, entre tanto, tu respiración cansada.
Qué bueno, Anita.
ResponderEliminarEs verdad, podría decirse que el silencio empieza en las bocas, sí.
Un abrazo.
Lo breve, a veces, es hermoso.
:)
ResponderEliminarMañana es hoy, hoy ya es ayer y, entre tanto, tu respiración cansada.
ResponderEliminarAsí es.
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