En todo aquello que vale la pena de tener, incluso en el placer, hay un punto de dolor
o de tedio que ha de ser sobrevivido para que el placer pueda revivir y resistir.
Gilbert Keith Chesterton
Imposible no tropezar con su paso y no sentirse frágil.
Es como el agua que se cuela en cada una de las hendeduras del camino, que tu
mano temblorosa intenta contenerla sin pensar que su aparente docilidad es un
engaño que solo espera un guiño que le de paso a embravecerse y arrastrarte
hacia la nada. Y un oscuro presagio, que parece dormir sin que apenas lo
percibas, aguarda agazapado, tras la
aparente normalidad, esperando el rumor de tu llegada para acabar con tu
aliento. Somnoliento, agotado por el remar absurdo contra la corriente que te empuja,
quedarás varado entre la incertidumbre de saber si aún sigues vivo y la absurda
idea de que más allá de la resaca que te alejó, sobrevive su presencia y tu
futuro.
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