De hecho cualquier experiencia es infinitamente rica y profunda. Tenemos la sensación de que es intrínsecamente significativa porque podemos reflexionar sobre ella; pero la reflexión misma nos muestra que es infinitamente variada en su significado.
Nostalgia por lo particular. Iris Murdoch
Bastó que cerraras los ojos, un poco más fuerte de
lo normal para que dentro de mí, a cientos de kilómetros, se desatara una
tormenta difícil de explicar. Pero eso lo sé ahora, cuando pasó, no sabía nada.
Solo sentí que en mi interior se abría una grieta producto de lo que ya había
bautizado como un inespecífico ataque de melancolía, que siempre llega a
destiempo y en el peor momento. Después supe que en el preciso instante que
todo aquello pasaba, lidiabas una de las peores batallas. Y la librabas
tan lejos de aquí, tan lejos de mí, que la vida se me desplomó a los pies, una vez más. Como
una reacción en cadena, tu dolor, creó una enorme borrasca que nos cubrió a la vez, sin que ninguno de los dos lo supiéramos. Desde el sofá miro a mi mujer que
mata el tiempo viendo la televisión. Hacer ver que no sabe que me estoy
quebrando por dentro, aunque el gesto de su boca, su silencio pesaroso, la
delata. Ella es mi esposa, la quiero, y seguiremos juntos hasta que la muerte
me lleve, pero poco puede hacer. A veces me siento un tramposo porque le
escatimo una parte de mí que nunca podré entregarle, que nunca querré
entregarle, porque ni siquiera ya me pertenece a mí mismo. Ella, que guarda sus
propios secretos, se aleja con cautela para evitar que uno y otro caigamos en
la brecha que a veces se abre entre nosotros. Hace ya años decidí tomar
un camino en el que no tenías cabida, pero, aun así, a veces, sin saber el motivo,
basta el aleteo de un insecto para sumirme en un estado de añoranza y no puedo
evitar buscarte, observarte de lejos, sin dejar acercarme nunca. Es el efecto
mariposa.
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