domingo, 15 de diciembre de 2019

INCONSCIENCIA



—Es una difícil pregunta, pero se la contesto. Siempre he pensado que, 
cuando oscurece todos necesitamos a alguien.

Enrique Vila-Matas. Dublinesca.





Me despierto con vértigo y el sabor áspero de un aliento que no es el mío. Los sueños son libres y se pueblan de personajes extraños construidos en la duermevela. Se me aturde el cuerpo y una ráfaga de imágenes, que mezclan realidad con una insana invención, pasan tan rápido que es imposible retenerlas y colocarlas en ningún sitio. Las veo y las olvido con la misma rapidez, no hay ningún sitio en el que colocarlas. Me paso media mañana persiguiendo lo que es ya una alucinación que ha ido perdiendo fuerza con la salida del sol. Pero no puedo, solo retengo una sensación y me pregunto ¿a qué viene todo eso ahora? ¿Cuánto tiempo es preciso para sepultar un recuerdo? ¿De qué se alimentan la inconsciencia para llevarnos, cuando no controlamos nada, allí donde nunca se estuvo? 




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