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martes, 4 de diciembre de 2018

OBSTINADAMENTE


Tardé en darme cuenta de que el dolor que soporté esos días no era el dolor de la responsabilidad. No era la consecuencia de mis desavenencias con Stefano, sino más bien el resultado de una crueldad calculada, no solo conmigo...
RACHEL CUSK, Prestigio





Y todas esas cosas que ahora dices buscar por ahí son las que yo encontré en ti, en todo lo que tú eras. Tu cuerpo, tu sangre, el musculo cavernoso que se esconde en tu pecho y que me sustraes sin pensar que me dejas hueco. Y todo eso por lo que ahora buceas entre verdes mares que solo existen en tu cabeza es lo mismo por lo que cavé buscando el fondo que escondías más allá de todo lo que era apariencia. Y ahora que te vas, debes saber que yo me quedé ahí, atrapado entre los cientos de silencios torpes, buscando entre ellos nuestro destino hacia ninguna parte.




domingo, 30 de noviembre de 2014

DE LA CORDURA



“Yo ya no era yo, era otro, y precisamente por eso era otra vez yo. 
A la dulce luz del amor, reconocí o creí deber reconocer que
 quizá el hombre interior sea el único que en verdad existe.”



El día amanece con un caparazón negro como el ala de un cuervo enfermo y doscientos millones de lágrimas que se derraman sobre las aceras sucias. Llevamos días así y es imposible escapar de cierto desánimo que impone el tiempo. Son cosas de las tormentas que no cesan, que devoran la energía y convierten cualquier gesto, por menudo que sea, en una empresa tan costosa que es difícil no abandonarse a la indolencia que provoca el encierro medio voluntario, medio obligado, pero encierro a fin de cuentas. Y aunque es domingo y se respira la tranquilidad que da el saber que no hay urgencias, algo indefinido se cuela por entre el ánimo, lo embebe todo y ya nada es normal. Puede que sea esa anormalidad la que traiga el recuerdo de lo pendiente, de lo que el día a día, la premura de las necesidades, arrincona lo que uno quiso convertir en accesorio. Pero el tiempo, quizá el exceso de electricidad en el ambiente, empuja a  lugares que creíste abandonados a su suerte. Y hay algo, algo que no se toca, ni se ve, algo que ni siquiera puedes oler pero que te arrastra y te devuelve a aquellas veredas en la que dejaste parte de ti y de lo que quisiste. Y piensas, no sin cierta inquietud, que la única manera de solventar algunos desajustes vitales pasa por abrazarse a su cintura indefinida y no esperar nada, nada que no sea un simple “siempre estuve aquí”. Pero la lluvia borrará la tarde y la noche arrastrará el domingo y volverán las rutinas, las prisas y el polvo para enterrar algunos desvaríos, aunque no habrá mayor desdicha que no poder saber qué es eso que escuece y que nunca termina de desaparecer.



domingo, 1 de septiembre de 2013

SANTUARIO


"Es demasiado tiempo, demasiado tiempo. Ahora me veo como un buen vejete. 
Ya no puedo leer sin gafas. Todo ha cambiado, salvo mi corazón. 
Y todo el pasado está muy lejos, salvo tú, porque tú,
 tú siempre estarás presente en mí, pequeña Gala..."



He cambiado el colchón. Darle la vuelta y dejar que se escondan antiguos humores no es suficiente. Doscientas vueltas después, el cuerpo se acomoda a los nuevos huecos.  La noche sigue cerrada, casi al vacio, el aire desapareció por allá el mes de mayo. 

Noche de agosto, espesa. Noche de gatos negros escondidos al socaire de la humedad, donde no caben las cigarras, ni el canto de los búhos. Horas perfectas para compañías que se desvanecieron. Vidas hurtadas de nuestras manos escurridizas. Cuerpos ágiles que se mantuvieron sobre la cuerda floja que se anclaban a nuestras vísceras con la sinrazón de los gestos apasionados. Cuerpos que desaparecen con un doble tirabuzón.

Tumbada con los brazos en cruz. A lo lejos empiezan a circular los primeros coches. Amanece e intuyo a Paul Éluard.




*Paul Éluard. Poeta francés, estuvo casado con Elena Ivanovna Diakonova, Gala, hasta que ésta, tras una vacaciones en Cadaqués, se enamoró de Dalí, poniendo fin a su matrimonio de lo que jamás se recuperó el poeta.

lunes, 22 de abril de 2013

MISTERIOS DE MUERTE AZUL


"Porque es una lástima muy grande no decir nunca lo que uno siente".


Me ahogo. Me ahogo y tú no lo ves. Me ahogo, y duele. Pero no sé decirte si lo que lastima es el aire que no llega porque los pulmones se cierran al pronunciar tu nombre, cerrojo oxidado que me pudre la garganta y corrompe el aire.


Me ahogo y no te importa porque ya no ves nada, ni nada quieres ver. Te convertiste en la compañía ciega de la que escapo a medias, en la métrica tortuosa y nefasta que emborrona cualquier cosa.


Y mientras me ahogo, espero que te ahogues también, y que cualquier posibilidad de sobrevivirme se convierta en el lastre que te arrastre y te convierta no sólo en ciego sino también en mudo, o mejor en la sombra de algo olvidado porque sólo así estarás muerto y no volverás a arrancarme el poco aire que necesito y que te llevas cuando, sordo, miras a otro lado.




 

domingo, 7 de abril de 2013

COMME DES LEZÁRDS


Je sens la nuit descendre


Atravesamos el laberinto apartando con cuidado los setos. La vida, de golpe, se nos antojó muy sencilla. Buscábamos la salida orientados por el sol. No había nada que temer, no era el paraíso. Nadie se nos aparecería para ofrecernos la manzana envenenada como promesa de un lujurioso futuro. Pisándonos los talones, el sufrimiento y el dolor a la perdida, intentado atrapar la escasa felicidad que se apunta en cada huella que se imprime sobre la tierra aun húmeda.


Los últimos rayos se burlan de nuestra estrategia escondiéndose tras un velo de nubarrones negros que nos alejan de la salida. Se muere la esperanza y mañana, a tientas, volveremos a perdernos envenenados, olvidadizos. Arrinconaremos las encrucijadas buscando una señal que, una vez encontrada, desaparecerá de la memoria en el último momento para embarrarnos, de nuevo, en el misterio de los labios que blasfeman y que temblorosos nos enseñan los dientes.