“Algún día volverás, y caminarás por estas mismas calles. El empedrado te hará tropezar de nuevo pero alzarás la vista y los restos de lo que en su día fue un modesto castillo seguirán ahí, lo mismo que el mar, para que te sientas de nuevo en casa. Sólo tienes que procurar volver”.
La gracia de la vida me trajo hasta aquí cuando apenas empezaba a descubrir que las cosas casi siempre dependen de dos, incluso de tres, y que la buena voluntad en ocasiones es una espada de Damocles dispuesta a caerte sobre la testa y partírtela en dos.
Vuelvo con frecuencia para caminar siguiendo la vereda de pinos que baja hasta el mar, sin buscar nada. No intento encontrar lo que no tengo. Caminar ligero de equipaje, un poco de tiempo y una buena vista para contemplar el azul que sólo puede ser de un marino intenso.
El reloj se paró en el tiempo de los recuerdos inmortales.
Puedo oler la resina y dejar que el tiempo pase sin prisa en el café de un pueblo que lo que mejor tiene es su invierno de tramontana y penetrante salitre. Por eso vuelvo cientos de veces, para perder las horas contemplando la pared encalada de la única ermita que se mantiene intacta mientras respiro el mismo aire que un día describió Josep Pla.
La tramontana sigue rugiendo feroz, por eso vuelvo.
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3 de gener 1919. — [...] Prenc el cafè. No puc separar els ulls de la finestra. La brutalitat del vent del mar és fascinant. Les escates lluents de l'aigua m'arriben a enlluernar. M'acosto, abrigat, a la finestra. La platja és deserta. Pels carrers no passa ni una ànima. A la sorra d'or fos, les embarcacions pintades de verd poma o de vermell amb una franja de color de quitrà, tenen un aspecte misèrrim, inconsistent, desmanegat. Torno al llit tremolant. L'escalforeta em torna lentament. Penso que es deu estar bé a redós del vent, al sol. És el temps que es dauren les taronges i els ametllers treuen els primers rosats de coral. Els redossos són plens de gats de panxa al sol que s'estiren les potes amb un ull mig aclucat. Sempre hi ha algun gatet que juga amb l'ombra de la seva cua o amb una ploma errant. Penso també que en dies així és quan és més bona la sopa de rap, amb una torrada, una cullerada d'oli i vi de Llançà. Penso en moltes altres coses... Poca estona, però. La finestra m'atreu, fascinant".
Feist -
Hay caminos que no se olvidan.
ResponderEliminarUn beso, Anita.
Qué cierto, kenit, querido.
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