"Entre tú y yo siempre ha estado siempre presente mi mujer. Entre mi mujer y yo has estado tú presente, y eso me ha servido para darme cuenta de lo mucho que la quiero a ella. La tercera persona, Claire. En toda relación hay que buscar siempre a la tercera persona."
No acostumbro a hacer recomendaciones literarias, y no lo hago por muchos motivos. El primero de ellos es cierto pudor. El resto va desde la incapacidad para conseguir transmitir a otros el entusiasmo o la gran decepción, o incluso la indiferencia, que me puede producir un libro; pasando por la pereza que yo misma me produzco y terminando porque soy la peor persona del mundo haciendo reseñas. Las cosas son así. Pero pese a ello, pese a que recomiendo muy poco, esta vez no me queda más remedio que hacerlo. Y hacerlo empezando por señalar que las críticas que se hacen a la literatura que se escribe en este momento, tildándola de bufa, vacía y poco elaborada, es muy injusta.
Hace unas semanas Ediciones Alfabia publicó el último libro de Álvaro de la Rica, "No te vayas sin mí". Una semanas que los que seguimos los libros de Álvaro estuvimos expectantes y un tanto desconcertados, porque después de su anuncio y su presentación, la novela fue retirada de las librerías. Por suerte, en poco tiempo, el percance que fuera que llevó a su salida de las estanterías se solucionó y actualmente no hay problema alguno para conseguir un ejemplar de su libro.
"No te vayas sin mí" es una novela difícil de catalogar porque, a primera vista, uno podría pensar que se encuentra frente a una novela que trata sobre la historia de un hombre y una mujer que luchan y buscan su posición en el universo del otro, pero es mucho más que eso. Es una novela sobre sentimientos, sobre las terceras personas, sobre las complejas relaciones personales. Estamos frente a una historia que guarda tanta intimidad dentro de su trama, tan reconocible, que es imposible no sentirse vapuleado hasta el tuétano a medida que uno va avanzando por ella. Somos todo y no somos nada.
Acercarse a la novela de De la Rica requiere tranquilidad de espíritu y un paréntesis sosegado en la vida porque si el lector en el momento de acercarse a ella se debate sobre el alambre de las relaciones sentimentales, sobre el complejo entramado de las personalidades embriagantes, puede acabar con un nudo en la boca del estómago que le impida digerir ni que sea un vaso de agua fría.
Pero uno solo puede saber que se precisa llegar a su lectura en ese estado de tranquilidad personal, cuando se ha sabido subyugado, entregado y derrotado por la novela que la precedió en el tiempo, "La tercera persona" (de la que es continuación la que ahora les recomiendo). No hacerlo con una mínima paz de espíritu puede suponer que el lector se desangre por sus propias costuras.
Pero uno solo puede saber que se precisa llegar a su lectura en ese estado de tranquilidad personal, cuando se ha sabido subyugado, entregado y derrotado por la novela que la precedió en el tiempo, "La tercera persona" (de la que es continuación la que ahora les recomiendo). No hacerlo con una mínima paz de espíritu puede suponer que el lector se desangre por sus propias costuras.
No podría decir si estamos frente a una novela que gira entorno al amor o al desamor. O si gira alrededor de los encuentros que se convierten en tremendos desencuentros, o si estamos frente una novela que nos habla sobre la necesidad de sobrevivir a toda contingencia emocional. Sinceramente no lo sé, puede que se trate precisamente de todo ello a la misma vez.
Ambas novelas, "La tercera persona" y "No te vayas sin mí", no son de fácil trago en lo emocional. Pero ya que hoy la cosa va de recomendaciones, puestos a recomendar, les recomiendo la lectura de las dos novelas, aunque para comprender y poder seguir la segunda, no sea imprescindible haber leído la primera. La escritura de Álvaro de la Rica emborracha, emociona y noquea aunque aparentemente utilice un lenguaje sencillo y próximo. Pero solo es una sencillez engañosa, de manera que con toda seguridad, se empiece por la que se empiece, el lector quedará atrapado por la escritura de este novelista.
Entramos en esa época del año en que se hace acopio de libros para leer. Sin embargo, no es la playa, al menos no en agosto bajo un sol abrasador y cientos de miles de personas rondando alrededor, el lugar más adecuado para adentrarse en el universo de Claire y Jacob, los protagonistas de las dos novelas que se mencionan en este texto. Puestos a escoger, para la lectura de "No te vayas sin mí", escogería una habitación solitaria, con la ópera Lákme sonando de fondo, y cerca de una ventana cubierta del vaho del invierno.
Les dejo un fragmento:
"Claire, no sé muy bien como despedirme de ti. Sobre todo porque se trata de una despedida definitiva. Tú misma has dicho que yo no formo parte de lo que comenzó a mi alrededor y con mi concurso. Qué duro es despedirse de alguien cómo tú. En realidad ya lo he hecho hace tiempo y cualquier cosa que escriba para finalizar esta carta será una pura formalidad. Pero me gustaría que supieras que para mí has sido alguien. Como una estrella nocturna brillando en el cielo. Una guía. Un resplandor que se ha metido dentro de mí. Eres la persona de la que no me olvido. Tuyo, Jacob."
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