"Nada está perdido si se tiene el valor de
proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo".
Lo
fascinante de la vida es que es un misterio. Cuando la edad no te alcanza lo
suficiente como para que los gozos sean éxitos rotundos, ni para que las
desgracias sean fatales, crees poder domarla, dirigirla hacia los destinos que
pretendes sin que el azar sea, por supuesto, un elemento desestabilizador. Pero
los años nos colocan ante la incertidumbre de lo imprevisto, de lo
incontrolable y, si tienes suerte, te regala la capacidad para sobreponerte. Puede
que sea una mezcla de curiosidad que no se apaga, de cierta tendencia al
ensimismamiento, lo que nos permita a algunos, sobrellevar y enredarnos una y
otra vez en nuestros propios misterios.
—¿Y del
amor? ¿Qué me dices del amor? —preguntó
haciendo un mohín.
—Del
amor nunca nadie supo demasiado, ni siquiera siendo viejo.
Bufff, del amor nada, la piel como la mojama, ya no se te levantan los pelos.
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