Le preguntan que es lo que guarda en la mano. Ella sonríe y no contesta. Lleva más de una semana con el puño apretado y no lo abre. La empiezan a tratar como una chalada. Tienen razón, se ha chalado. Así que, mientras los demás la miran con cara circunspecta, ella sigue apretando la mano para que no desaparezca el cosquilleo de las caricias dadas.
¿Hasta cuándo la seguirá apretando? No lo sabe. Así que se mira la mano y sólo puede lanzar una carcajada al aire.
Y ¿el que las recibió las tapa con sus manos? No quiero ni pensar si se ha dedicado a tocar partes bajas...
ResponderEliminarRamírez. A saber con quien te relacionas. En este caso, hasta eso tendría su gracia...
ResponderEliminarMe gusta. Un beso, Anita. Kenit
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