lunes, 24 de diciembre de 2012

TAMPOCO YO VOLVERÉ A SER JOVEN




Me levanto antes de que empiece a amanecer. Los gestos de rutina van reordenando el día, pero el paso del tiempo, los años, mi propio cansancio, han dejado que una pátina de nostalgia lo cubra. Dejo sobre la mesa, perfectamente doblados, el mantel y las servilletas. Esta noche cenaremos en casa.


Contra toda costumbre, el ruido será menor y nos echaremos de menos, más. Los silencios de unos cubrirán los de los otros y alguien, cuando apenas falten unos minutos para la medianoche, brindará para que en el próximo año las ausencias sean menos sabiendo que no será así.  Sonreiremos con cierta indolencia y nos rozaremos las manos mientras brindamos, sabiendo que cada día que pasa es un día menos. Se nos escapa la vida.


Echo una mirada de reojo a la mía y me produce vértigo. El tiempo pasa rápido y los juegos de malabares ya no son los mismos, cada vez son más complicados, cada vez me apetecen menos. Me digo que lo que suma casi siempre resta, pero que pocas veces ocurre al revés.

Pero la navidad ya está aquí. Sobre la mesa, aún calientes, reposan un mantel, unas servilletas, la invisible presencia de los ausentes y cierta esperanza que resiste pese a las grietas.


PD. Feliz Navidad

 
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"Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde ­
como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería,
y marcharme entre aplausos ­
envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo,
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra". 

No volveré a ser joven - Jaime Gil de Biedma-

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