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miércoles, 13 de mayo de 2020

SILENCIO




La misma calidad que tu ciudad,
tu ciudad de cristal innumerable
idéntica y distinta, cambiada por el tiempo:
calles que desconozco y plaza antigua
de pájaros poblada,
la plaza en que una noche nos besamos.

Jaime Gil de Biedma






Estoy en mi mesa. Frente a la ventana. El horizonte es la tapia de una obra que que la crisis dejó parada.  Nunca más la retomaron. Hay proyectos que nacen muertos y éste puede que sea uno de ellos. Empezó con toda la ostentación del mundo y hoy los pretiles de las terrazas están llenos de verdín. Y ahí sigue, incompleta y no del todo muerta desde que los pájaros anidan entre el hormigón. Cuesta pensar que alguien pusiera su empeño y su dinero en una construcción, no demasiado grande, para abandonarla durante años. Desde mi mesa veo el inicio de la construcción, la disposición de las vigas de cemento y en mitad de todo, un agujero enorme desde el que se puede ver la medianera del edificio con el que colinda. Se me hace extraño que nadie la haya ocupado, que nadie se haya interesado por terminar, o tal vez por derruir y vender la parcela para que otro construya lo que quiera. En tiempos de especulación inmobiliaria todo es posible. Pero ahora, sin servir al antojo del que la parió, se ha convertido en la residencia improvisada de una pareja de mirlos que cada día sobrevuelan los muros y me animan la mañana. Rompen el silencio, la monotonía de los días van pasando y que se clavan en una tapia envejecida en la que hasta el tiempo se ha quedado vacío.











martes, 18 de febrero de 2020

AGUA DE BEBER



...No salir, no tomar copas
y vivir como un noble arruinado
entre las ruinas de mi inteligencia...

Jaime Gil de Biedma. Vita Beata





Puede que solo seamos el reflejo de lo que creemos ser. Que en lo esencial seamos lo mismo que enviamos hacia fuera aunque a nosotros nos sorprenda lo que nos devuelve el espejo. Mirarse en otro es un ejercicio de enorme humildad que nos hace vulnerables. Con el tiempo y lo vivido, vamos perdiendo ingenuidad y vamos picando muescas en el imaginado cabecero en el que colocamos la vida. Como animales acomodaticios, aprendemos a guarecernos de ciertos males que siempre llegan. Intentamos protegernos de la mella que nos regalarán con su llegada. Nos afanamos en ocultar las cicatrices que casi siempre se nos ven por otro lado. Pero aun así, tullidos de vivir, seguimos. Nos curtimos a base de momentos intensos, de circunstancias vitales que nos enseñan los dientes y de las que solo se descansa cuando llegan esos momentos menudos e insignificantes que nos vuelven comodones. La felicidad es un soplo breve que se va tan pronto como llega, dejándonos huérfanos y sobrecogido por la querencia del día a día que se repite hasta el infinito, convirtiendo el tránsito de vivir en una suerte de monotonía de la que incluso da pereza sacudirse. Es entonces, templados por la quietud, cuando nos descubrimos igual que siempre, pero un poco más viejos, un poco más cansados.







domingo, 20 de noviembre de 2016

ENTRE LOS DEDOS


Irán amontonándose las flores
cortadas, en los puestos de las Ramblas,
y silbarán los pájaros -cabrones
desde los plátanos, mientras que ven volver
la negra humanidad que va a la cama
después de amanecer.



Jaime Gil de Biedma






Concluyes que no hay infierno capaz de quemar la infinitésima esperanza en la vida y, aun así, te mueves rápido, intentado esconderte de la posibilidad de que esa mínimo anhelo anide y modifique, con una inesperada contingencia, un futuro al que te anclaste desechando, aun no sabes bien el porqué, aquel otro que resguardabas con ojos ciegos. Duele el entender, duele el vacío que deja esa expectativa que, a ratos sí y a ratos también, se escapa entre los huecos de los dedos para enredarse en la memoria. 







martes, 27 de septiembre de 2016

FICCIÓN


¿Fue posible que yo no te supiera cerca de mi,
 perdido en las miradas?
Los ojos me dolían de esperar.
Pasaste.

Jaime Gil de Biedma





Llevar la casa acuesta porque destino manda, y unos días vives aquí, otros un poco más allá y al final, como si de una vuelta al mundo con retorno retardado se tratara, vuelves al hogar, a esas cuatro paredes que guardan la esencia de la vida, de tu vida para saber que todo sigue en orden, todo sigue donde debe. Y es ahí, en el lado seguro de tu vida, donde la provisionalidad de todas esas casas en las que te vas acomodando, con la carga que siempre preside lo ajeno, se va tornando fina, casi un modo de vivir que deja de espantar. 
Este fin de semana, bajó  la temperatura, los pies helados y la garganta protegida porque siempre sufriste por el mismo costado. Aquí es posible ver el vuelo de algunas rapaces,  el rompiente del amanecer apenas aturde. Vivimos al borde de una ficción que siempre se quiebra en el último momento, como en aquella película que aún ronda por encima de la mesa del estudio, esperando el momento oportuno para volver a perderse en ella. 
Se acerca el frío, y entre las manos, las ganas de que nada nos deje indiferentes y en tus ojos, la vida entera.



domingo, 19 de junio de 2016

HAPPY ENDING


Aunque la noche, conmigo,
no la duerme ya,
sólo el azar nos dirá si es definitivo.
Que aunque el gusto nunca mas
vuelve a ser el mismo,
en la vida los olvidos
no suelen durar.

Jaime Gil de Biedma






Me levanto con dolor de cabeza, llevo días durmiendo mal y ya no sé si tomarme un nuevo analgésico o pegarme un tiro. Descartada la última opción por la falta de armas de fuego (en ocasiones echo de menos una Segunda Enmienda en la Constitución Española), opto por engullir dos pastillitas de golpe aunque sé que, instalado ya el run-run en el interior del párpado derecho, solo van a servir para rellenar un estómago que anda más que vacío desde ayer. Luce el sol y no es una buena noticia. El dolor me transforma en un vampiro lechoso, lento y torpe. Choco con la pared, choco con la puerta al salir de casa y acabo tropezando con el último escalón, todo eso antes de alcanzar la calle. Repaso la minúscula lista de la compra mientras aprieto contra el puente de la nariz las gafas de sol. Llego donde Ramón y me tiró, casi literalmente, sobre la primera mesa que encuentro vacía. Un zumo de naranja, un agua con gas y poleo menta, nada de comer. Intento contar cien al revés, pero a la altura del sesenta y tres ya he perdido el fuelle, el sentido y la maldita gracia del ejercicio que debe evitar que me vuelva gilipollas a corto plazo. Por eso, porque me da la gana y porque lo intento desde hace días, empiezo a escribir una nota mental. Pero tengo la cabeza espesa, el ánimo escaso y el pecho un tanto encogido. Happy ending, Happy ending y más Happy ending, desde el fondo del bolso. Todo es azaroso, solo él (el azar) sabrá lo que es o no definitivo. ¡Menuda versión! Pobre Gil de Biedma. Pobre, tú, pobre yo, y pobre la madre que nos trajo al mundo tan tontos.






domingo, 20 de diciembre de 2015

DIARIO 2.O

                                                                                                        
Diciembre es esta imagen
de la lluvia cayendo con rumor de tren, 
con un olor difuso a carbonilla y campo. 
Diciembre es un jardín, es una plaza
hundida en la ciudad,
al final de una noche, 
y la visión en fuga de unos soportales.
Jaime Gil de Biedma




I) Dicen que se suicidó, junto a su esposa, el día que supo que cruzar el mundo era imposible, que su destino era morir entre polvo y ruinas. La tierra prometida, más allá del océano, se convirtió en arena aquel lunes que un obús reventó a unos cuantos metros de su casa. Las pesadillas no son nada con la realidad de algunos. 
Una carta llega a Toronto después de meses dando tumbos por desiertos y ruinas. Horas después lo hace en Barcelona, escaneada sin problemas. La noticia ya es historia aunque duele como si el destino hubiera sacados las garras la tarde anterior. No hubo nadie para enterrarlos.


II) Mejor no sacar el ábaco y dejar las cuentas para épocas mejores.


III) Ayer estuve en el cine, vi  “Nadie quiere la noche”.  Al volver a casa, caminando por la Gran Vía, nos paramos a ver unos cuantos tenderetes de baratijas. "¿Tú crees que es posible enamorarse por necesidad?" La pregunta tiene trampa, no es solo la necesidad, sino la comunión a la que ella  te lleva. No sé si Coixet pensará lo mismo pero así quedó la cosa después de una buena caminata y un té caliente.


IV) Termino de leer “Las personas del verbo” de Jaime de Gil de Biedma y me da por pensar en la mala conciencia. La tarde se me hace oscura y busco algunos de sus poemas para compensarme. Dudo si realmente queda más luz allá arriba, como dice uno de ellos. Aunque puede ser que yo no sepa bien de qué hablo y que me embrolle sin salida. Dice el poeta que los besos son como un túnel, pero creo que puede que no sean más que un repecho oscuro y hambriento del camino hacia la nada. Quizá sea verdad y la vida no baste.



                                                                                

miércoles, 11 de noviembre de 2015

BLANCO SOBRE BLANCO



De todas las historias de la Historia la más triste sin duda es la de España porque termina mal.
Jaime Gil de Biedma




Para que un sistema democrático funcione es imprescindible que la sociedad crea en él, en las normas que lo regulan y en la voluntad de que las decisiones sean adoptadas por la mayoría. Hasta la fecha el democrático es el que han permitido una mayor participación de la ciudadanía en la gestión y administración del Estado, y ha sido entendido, aceptado, como el sistema de gobierno menos malo. Pero vivimos unos tiempos extraños, de perversión en el lenguaje, de las forma e incluso en las instituciones. La desconexión catalana no es más que una prueba de lo todo ello. Unos cuantos, una minoría (cualificada, hay que reconocerlo) que frente a la mayoría desoye lo que durante décadas se ha respetado, la democracia consensuada y una sociedad en equilibrio. La política de altura ya no existe, y por estos pagos el provincianismo reduccionista, con tintes excluyentes de aquellos a los que consideran menos que ellos, es ya la moneda de cambio.
En estos momentos, cuando el mundo tiende a globalizarse, a tenderse lazos para la supervivencia conjunta, unos cuantos (menos de los que quisieran) se transforman en una ola de fervor patriótico que navega sin rumbo y al albur de descuelgues incluso internacionales. No les duelen mentir, modificar lo dicho en el sentido que consideren conveniente, y olvidarse de las hemerotecas que guardan las vergüenzas, en este momento, de personajes como Pujol, Mas, entre muchos otros. Sin embargo, aunque no son la mayoría, nos lleva a maltraer.

Cabe esperar que por esta locura nacionalista e independentista en la que viven, con la que nos arrastran a futuros poco plácidos, recaiga todo el peso de esa justicia y de las fuerzas democráticas que, no olvidemos, no son ellos. Nada más vergonzoso que la Presidenta del Parlament, Sra. Forcadell, institución que representa a todo el pueblo catalán, lanzando desde el estrado sus proclamas nacionalistas como si estuviera en una reunión de colegas a la salida del trabajo. 
Las irresponsabilidades deben tener consecuencias. Este mar de desencuentros en el que nos obligan a vivir, con una fractura social sin precedentes, con un desgobierno absoluto en el que los recursos se dedican al autombombo nacionalista y a no cubrir lo prioritario (farmacias, educación, justicia, etc.) no puede quedar sin respuesta porque no debemos olvidar que quienes se visten con la bandera a toda costa lo que están pretendiendo, en realidad, es seguir exprimiendo la naranja hasta dejarla seca (como llevan haciendo desde hace décadas), sin oposición porque se la han fulminado a base de pervertir la legalidad y olvidando a la mayoría de una sociedad que no comprende nada, a la que obligan a sentirse extraña, y sin voz, en su propia casa.





viernes, 25 de julio de 2014

RISOTTO


El cielo es negro y gris y rosa en sus extremos,
la luz de las farolas un resto amarillento.
Bajo un golpe de lluvia, llorando, yo atravieso,
innoble como un trapo, mojado hasta los cuernos




Como la Cenicienta, al llegar la medianoche, pensé que debía ir acortando la cena, apuré hasta el último minuto y salí corriendo. La maleta sin hacer me estaba esperando en casa y ahí sigue, esperando. Este fin de semana, estaré en Madrid. Dicen que la gente no se casa, que lo de la estabilidad en las relaciones ya no se lleva, pero eso lo dicen los que tienen la suerte de no haber recibido en los últimos meses tres invitaciones a distintas celebraciones matrimoniales.

Al volver a casa, mientras digería un risotto delicioso al que no di tregua, pensé en el calor abrasador que me espera este fin de semana y en lo estrafalario de llegar a Atocha, siempre sofocada y trémula en verano, vestida con manga larga que es lo que hoy demanda mi ciudad. Las distancias ya no son distancias y el clima es pura contingencia.

Toca correr, la maleta aún no está hecha y la cosa requiere cierta pericia. Buen fin de semana.


domingo, 30 de diciembre de 2012

IN ABSENTIA



Queda media hora para coger el coche y encarar una autopista vacía y recorrer los cien kilómetros que separan mi casa del aeropuerto. Cien kilómetros que, un año más, se repiten en un viaje de ida. Cien kilómetros no son nada cuando las veces que nos podemos reunir son cada vez más menos. Les echo mucho de menos, pero la vida nos ha colocado a cada uno donde ha querido o, mejor dicho, donde nosotros mismos hemos querido.


Este año que por fin termina, empezó con el deseo de que, pese a todo, fuera excepcional. Y ¡Vaya si lo ha sido! Excepcionalmente difícil. Trescientos sesenta y cinco días que nos han mantenido en un pulso constante, con los nudillos emblanquecidos por la fuerza de la contención. Podría decir que de rabia, dolor, incluso de una tristeza casi infinita, pero prefiero pensar que en la mayoría de las ocasiones ha sido por mantener firme la mano que se ceñía contra la de un destino que, este año, contra todo pronóstico, se ha cebado en los desatinos, nada deseados. A veces no podemos hacer más, no nos dejan hacer más o, simplemente, ni siquiera queremos hacer más. A veces abandonamos el barco, o nos dejan a merced de las tormentas. Alguien tiene que salvarse, no siempre es consuelo.


Sin embargo, debe ser por esa ingenuidad que resiste los envites de los días malos, por esa mano que se niega a torcer, que aún creo en los momentos de felicidad efímera, en los jirones con los que terminamos cubriendonos el corazón, en la fatalidad que da un brinco y las miles de gotas de ácido suspendidas en el aire se transforman en agua casi bendita que atempera las silenciosas enfermedades del alma. 


Nunca me gustó apostar a perdedor aunque, tal vez por eso precisamente, porque las cosas no salen siempre como uno quisiera, cierro el año con alguna que otra muesca en la rueca del fracaso y algún que otro leve éxito que equilibran, de un modo interesado, la balanza de un año excepcionalmente difícil, complicado.


Bendita ingenuidad. Prefiero creer que cierro la partida en tablas, y el año que viene, pues ya veremos como viene.


Feliz 2013




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"Diciembre es esta imagen
de la lluvia cayendo con rumor de tren,
con un olor difuso a carbonilla y campo.
Diciembre es un jardín, es una plaza
hundida en la ciudad,
al final de una noche,
y la visión en fuga de unos soportales.
Y los ojos inmensos
—tizones agrandados—
en la cara morena de una cría
temblando igual que un gorrión mojado.
En la mano sostiene unos zapatos rojos,
elegantes, flamantes como un pájaro exótico.
El cielo es negro y gris
y rosa en sus extremos,
la luz de las farolas un resto amarillento.
Bajo un golpe de lluvia, llorando, yo atravieso,
innoble como un trapo, mojado hasta los cuernos".

                                                                                                                    Jaime Gil de Biedma

lunes, 24 de diciembre de 2012

TAMPOCO YO VOLVERÉ A SER JOVEN




Me levanto antes de que empiece a amanecer. Los gestos de rutina van reordenando el día, pero el paso del tiempo, los años, mi propio cansancio, han dejado que una pátina de nostalgia lo cubra. Dejo sobre la mesa, perfectamente doblados, el mantel y las servilletas. Esta noche cenaremos en casa.


Contra toda costumbre, el ruido será menor y nos echaremos de menos, más. Los silencios de unos cubrirán los de los otros y alguien, cuando apenas falten unos minutos para la medianoche, brindará para que en el próximo año las ausencias sean menos sabiendo que no será así.  Sonreiremos con cierta indolencia y nos rozaremos las manos mientras brindamos, sabiendo que cada día que pasa es un día menos. Se nos escapa la vida.


Echo una mirada de reojo a la mía y me produce vértigo. El tiempo pasa rápido y los juegos de malabares ya no son los mismos, cada vez son más complicados, cada vez me apetecen menos. Me digo que lo que suma casi siempre resta, pero que pocas veces ocurre al revés.

Pero la navidad ya está aquí. Sobre la mesa, aún calientes, reposan un mantel, unas servilletas, la invisible presencia de los ausentes y cierta esperanza que resiste pese a las grietas.


PD. Feliz Navidad

 
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"Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde ­
como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería,
y marcharme entre aplausos ­
envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo,
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra". 

No volveré a ser joven - Jaime Gil de Biedma-