viernes, 19 de abril de 2013

EL ÚLTIMO BAILE (2.0)



Le tiende la mano, sonríe. Un ligero roce de dedos nudosos antes de sujetarla con firmeza para llevársela a los labios y depositar sobre ella la caricia de un beso.

La mirada acuosa. ¿Bailas? –susurró-. Una leve inclinación de cabeza que sólo puede ser un sí. Media vida esperando este baile. La azotea convertida en una pista pobremente iluminada por el reflejo de los balcones y ventanas cercanas. 

¿Bailas? Dos ancianos frente al mundo. La vida casi deshilachada que continua un poco más, sosegada, calma. Cogidos de la cintura, las manos entrelazadas, intentan acompasar los pies cansados a una vieja balada que se cuela por el tragaluz. No es casualidad, sino el gesto repetido en el tiempo que busca no apagarse nunca.

Noche de primavera, las primeras canículas y un terrado como escenario de un ceremonial eterno que hoy vuelven a unir su azar en un momento final. Un último baile, los dos lo saben. Media vida buscándose, escapando, siempre presentes. Años pasados, la vida casi consumida. La historia imperecedera de un amor prohibido. 

Bailan y así seguirán durante horas. Les observo desde el terrado contiguo y no pueda evitar la extraña sensación de violentar  una intimidad que no me pertenece. Mientras, fumo el último cigarrillo esperando a que termine el Cd que coloqué a las diez en punto como hagon desde hace ya varios años, todos los 5 de junio.



2 comentarios:

  1. Pues eso que se llevan, allá donde vayan. No todo el mundo alcanza ese deseo anhelado toda una vida, ese último baile agarrado (agarrado) al recuerdo.
    Un abrazo

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