jueves, 24 de septiembre de 2015

EL RECUERDO


...y, sin embargo, lo provocas cortándote lo pies,
y se hace el daño ajeno a costa propia
Quizás basta el cansancio para odiarse a sí mismo...

Luis Rosales



El recuerdo se sienta a su vera, como una sombra diluida entre la rutina de lo cotidiano. Y ahora, entre las bambalinas que alza para ocultarle, para ocultarse, busca acomodo para desaparecer y deja el rastro de una risa hueca que esconde la melancolía que quiere pasar de puntillas para no molestar. Al mirarse, desde la distancia que marca el tiempo, siente una soledad que le es ajena, aunque puede que eso solo sea el reflejo de su vida misma. No hay lindes entre el olvido y la desaparición. 


2 comentarios:

  1. No sé, el olvido y la desaparición pueden no ser miscibles.
    ¿Estar desesperado por saber que uno ha puesto en marcha el olvido?
    Un abrazo.

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