domingo, 28 de marzo de 2010

COMO HEMOS CAMBIADO


Te dejo escoger: ¿mar o montaña? Cuando me hacen esa pregunta siempre devuelvo otra: ¿Importa distancia? Y es que para estos temas, igual que para muchos otros, soy muy mía. Cuando la respuesta es que la distancia importa, me pido la Barceloneta, con su olor a fritanga y miles de personas caminando por el paseo marítimo. Si la distancia no importa, pero el tiempo es corto, escojo Sitges y, cuando ni la distancia ni el tiempo importan, no hay nada como escaparse al Empordà.
Pero como hoy todo importa relativamente poco, ahora mismo “Els Balmins”, en Sitges, es un buen sitio. Llegar, toda una aventura. Mil años sin montarnos en el mehari y resulta que sigue siendo tan incomodo como siempre. Nos disfrazamos. Gafas enormes (Audrey Hepburn se queda en nada a nuestro lado), pañuelos en la cabeza (ríanse de Grace Kelly), y no lo vamos a negar, llevamos un termo en el coche porque ya tenemos una edad.
Somos del género raro y hacemos gala de ello. A fin de cuentas, ¿a quién hacemos daño?.
”P”, se ha traído su caja de acuarelas (pinta horrorosamente, pero dice que le relaja); “M”, una bolsa con unas agujas de hacer punto y, como poseída por el espíritu de Helena, está tejiendo una bufanda infinita, o algo así,  (se la regalará a “J” cuando vuelva de Puerto Rico); “R” un libro sobre el arte de Cúchares y amenaza con hacernos un pase de muletas con el foular de “M”; “C”, que corre arena arriba y abajo con un cubo en la mano, intentando encontrar alguna concha que regalarle a su madre (cumple los 82 esta misma semana;) y la que ahora escribe, con un aparato tecnológicamente muy cualificado que le permite hacer estas tonterías mientras apura unos rayitos de sol.
Todo está bien. Quizás no mejor que nunca, pero estamos aquí, vivos. Unos más cerca, otros más lejos, cada uno con nuestros secretos y misterios, pero vivos a fin de cuentas.

La fotografía: La Barceloneta (inevitable, es la mía)

Presuntos Implicados - Como Hermos Cambiados


3 comentarios:

  1. Como dijo Rubén Darío:

    Juventud, divino tesoro,
    ¡ya te vas para no volver!
    Cuando quiero llorar, no lloro...
    y a veces lloro sin querer.

    Puede que ya no seamos tan jóvenes, pero estamos aquí, y todavía tenemos mucho que decir. La diversión, como tantas otras cosas, no son patrimonio exclusivo de la juventud, y lo único que se requiere para vivir, es el hecho de estar vivos.

    Beso.

    ResponderEliminar