jueves, 12 de abril de 2012

VUELOS RASANTES


Lo único que tenía a mano era la tarjeta de embarque del vuelo que iba a tomar, el IB 7053 16A. En su dorso, anotó “Cuando me mira, el tiempo se para”.

Subió al avión tras horas de espera que la casualidad transformó en un instante diminuto. Ocupó su asiento, anotó y durmió el resto del vuelo.

El tiempo convirtió aquel cartoncito en un punto de libro viajero. Madrid, Shangai, Santiago, Montreal, Delhi, Jaipur, Brändó, Buenos Aires y vuelta a empezar

Los altavoces anuncian un nuevo retraso. La culpa, esta vez, una enorme nube de ceniza que encapota Europa. Encuentra una mesa libre en medio de una cafetería abarrotada. Una única mesa en la que algún pasajero despistado ha olvidado su libro. Sobresaliendo de entre sus páginas, el resguardo de una tarjeta de embarque. Vuelo IB 7053 16B. En el dorso, una anotación “Mientras la miro el tiempo pasa muy despacio”.

Las casualidades no existen, o sí. Lo deja sobre la mesa, en la misma esquina que su propietario lo olvidó. Un té caliente y esperar. Su dueño volverá a buscarlo, seguro. No siempre se tiene la suerte de que el tiempo pase despacio, muy despacio.

Jamie Cullum - singing in the rain



 

8 comentarios:

  1. Creo que era mío. Pero me refería al policía del puesto aduanero. Otra vez será...

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  2. Muy chulo su blog, lo seguiré a partir de ahora.

    Saludos!!

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  3. Mi vuelo mañana es el IB 6758. Tal vez también tenga la sensación de que se pare el tiempo o no... lo importante es que ya ha sucedido lo posible, lo imposible y lo impensable, está por llegar lo inimaginable.

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  4. Espero que ese "ininmaginable" sea estupendo ;-)

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  5. Has manejado el azar con maestría, Anita. Chapeau!
    Anne

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