La comunidad sueca de Barcelona celebra el Nobel ante su embajada.
¿Quieres quedar como un tipo/tipa megachachi, de lo bueno lo mejor? Pues nada, aquí tienes la receta (esta vez gratuita, la próxima vez cobro). Sitúate frente al espejo, a poder ser recién levantado de la cama, con el bostezo colgando del morrete como si sufrieras de maxilar prognato y pronuncia: TRANSTRÖMER, arrastrando las “erres” como si te fuera la vida en ello. Tras repetir doscientas veces la palabrita de marras, ya estás preparado para salir a la calle y quedar como un auténtico campeón de la modernidad.
Y es que el premio Nobel de Literatura ha recaído en Tomas Tranströmer ¿Qué quién es? Pues un poeta. ¿Qué no te suena? Pues a mí tampoco. Pero parece ser que hoy todo el mundo, hasta los que sólo leen el Marca y el Sport, conocen al literato que gasta nombre de estantería de IKEA.
Pero como no hay mal que por bien no venga, al final una se conecta a la grandísima Wikipedia y, feliz y contenta, se instruye sobre las bondades de Tranströmer. Como soy mujer de bien, y sé, porque lo sé, que son más bien pocos los que saben nada de este escritor, te diré para que puedas vacilar por ahí, que dicen que además de poeta es un buen pianista, que apenas escribe desde que a finales de los noventa sufrió un ictus, que sus libros venden casi tanto como los de Stieg Larsson (bueno a partir de ahora sí, que esto del Nobel tiene mucho tirón entre snobs y otros bichos de igual pelaje), y a partir de la semana próxima, los ejemplares de Tomas Tranströmer adornarán los cientos de miles de estanterías Billy que pueblan los hogares de medio mundo.
Y es que la cosa funciona así, que no te quepa la menor duda. Para que nadie pueda decirte que no has leído nada del galardonado, aquí dejo el fragmento de un poema de Tranströmer, copiado, obviamente de la red, porque yo, que quieres que te diga, ni idea de quien era Tranströmer.
NOCHE-MAÑANA
EL mástil de la luna se hapodrido y la vela arrugado.
La gaviota flota ebria, más allá, sobre el agua.
El pesado cuadrilátero del muelle, carbonizado. El matorral se
La gaviota flota ebria, más allá, sobre el agua.
El pesado cuadrilátero del muelle, carbonizado. El matorral se
doblega en la oscuridad.
En la escalera. El amanecergolpea y golpea
en las verjas de piedra gris del mar y el sol crepita
cerca del mundo. Semiahogados dioses estivales tantean
en niebla marina.
en las verjas de piedra gris del mar y el sol crepita
cerca del mundo. Semiahogados dioses estivales tantean
en niebla marina.
http://www.masquepalabras.info/2011/10/dimes-y-diretes-by-anita-noire-el-nobel-de-transtromer/
Creo que esto ya lo he escrito antes:
ResponderEliminarEl año pasado yo me leí "El cielo a medio hacer". Luego me comí un solomillo poco hecho.
En cuestión de reseñas literarias, yo voy a lo práctico...
;-)
Yo después de lo del sueco un sandwiche de salmón y alcaparras, la literatura es lo que tiene ;-)
ResponderEliminarEsas ceremonias matutinas son ideales.
ResponderEliminarSabes, estamos en los tiempos del exceso de información pero no del conocimiento.
Los suecos no tenían ni puta idea de Benavente. Esto está confirmado.
Esta es la era de los pequeños Dioses.
Ponen a la derecha del sumo hacedor a Steve Jobs sin conocer los entresijos de los que es flotar en el genio de los demás.
En fin.
Un chucho.
Somos una sociedad de usar y tirar. Saber sin cococer y así nos va.
ResponderEliminarA mi, a estas hortss, lo que me mola es tomarme el cafe y leerte.
Bss
Horas, quise decir, horas.
ResponderEliminarahora que lo dices, este Nobel tiene nombre de mueble de IKEA.
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