lunes, 31 de octubre de 2011

PERO YO MIRABA AL PO


"Necesito borrar a alguien del tiempo", dejó por escrito.

Leyendo, me pareció leerme, pero no. Yo no quise borrarle. Sabía que eso era imposible. Aunque me empeñara había existido, había estado junto a mí y yo junto a él.

¿Borrarle? No. Borrarle a él significaba borrarme a mí y yo, en mi infinita menudencia, necesitaba sobrevivirle, sobrevivirme, no quería desaparecer. Ocupaba el sitio que mi vida había decidido darle. No desaparecería y no, no cabía retroceder.  Sólo necesitaba mi tiempo y que el suyo pasara rápido. El tiempo lo adormecería y removería el pensamiento espontáneo que entonces no controlaba. 

Era cuestión de tiempo que el intenso dolor que entonces me producía, intensamente proporcional a la felicidad que me dio, se alejara dejando paso a la extraña calma que trae el vacio consciente. 
Y así fue.


Pero yo miraba al Po, ella mira al Moldava.



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Cuántos de los que he conocido
(si de verdad los he conocido)
hombres, mujeres
(si esta división sigue vigente),
han atravesado este umbral
(si esto es un umbral),
han cruzado este puente
(si se puede llamar puente).

Cuántos después de una vida más corta o más larga
(si para ellos en eso sigue habiendo alguna diferencia),
buena porque ha empezado,
mala porque ha acabado
(si no prefirieran decirlo al revés),
se han encontrado en la otra orilla
(si se han encontrado
y si la otra orilla existe).

No me es dado saber
cuál fue su destino
(ni siquiera si se trata de un solo destino,
y si es todavía destino).

Todo
(si con esta palabra no lo delimito)
ha terminado para ellos
(si no lo tienen por delante).

Cuántos han saltado del tiempo en marcha
y se pierden a lo lejos con una nostalgia cada vez
mayor.
(si merece la pena creer en perspectivas).

Cuántos
(si la pregunta tiene algún sentido,
si se puede llegar a la suma final
antes de que el que cuenta se cuente a sí mismo)
han caído en el más profundo de los sueños
(si no hay otro más profundo).

Hasta la vista.
Hasta mañana.
Hasta la próxima.
Ya no quieren
(si es que no quieren) repetirlo.
Condenados a un interminable
(si no es otro) silencio.
Ocupados sólo con aquello
(si es sólo con aquello)
a lo que los obliga la ausencia.
Cálculo Elegíaco -Wislawa Szymborska 

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