lunes, 18 de junio de 2012

HACHAZOS


Le doy un mordisco a la manzana y la vuelvo a dejar sobre la mesa procurando que no mache los dos últimos folios que me quedan en casa. A veces, creo que mi mesa la gobierna un formidable agujero negro que engulle toneladas de papel y algunas de mis notas, dejando, para mi propia desesperación, las ilegibles, las escritas con el trazo rápido que no servirán absolutamente para nada más que para amontonarse unas junto a otras y favorecer la gula del abismo que habita este estudio.

Alguien me dijo una vez que la mejor manera de entender un problema es diseccionarlo. Vuelvo a la manzana, una fruta que detesto, y dibujo un pentagrama y una clave de sol. Me pregunto por la necesidad de colocarse en un bucle del que conozco el principio y el final.

Una gota de jugo se desliza por la muñeca hasta desprenderse y convertir su nombre en un borrón. No hago esfuerzo alguno para evitar el desastre y el líquido se propaga como un virus devorando cualquier grafismo.

Sigo mordisqueando hasta llegar al corazón, pensando en lo poco me gustan las manzanas, en lo insípido de su sabor, en la ausencia de aroma y en el estúpido matahambres en que las hemos convertido. Llegará el día en el que en esta casa no entre ni una más, pero mientras eso no pase, y las notas indescifrables se acumulen en la esquina de esta mesa de cristal, será mejor creer que no existe, continuar dibujando pentagramas como sólo una analfabeta musical puede hacerlo, y viviendo a través del papel que no desaparece.
 
"Un libro debería ser como un hacha ante el mar congelado que tenemos dentro".  
F. Kafka

8 comentarios:

  1. Una simple curiosidad. La mesa que aparece en la fotografía es la de Claudio Magris.

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  2. No sé.
    Sería un fracaso que en tu vida no entrasen más manzanas.
    No has descrito el hecho en sí de morderla, cuando los dientes iban allí por dentro, como si la asesinases.
    Por la forma de morder una manzana se descubren muchas cosas en una persona.
    Para otra vez describe más preciso.
    Cuando muerdes así, siempre hay un punto en el que te paras, ahí, es, precisamente, donde se mide tu coeficiente de agresividad.

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  3. Si es que no podía decir otra cosa.

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  4. La cita de Kafka me ha encantado y me ha encantado como la has desarrollado en tu texto: el agujero de tu mesa que se traga todos tus escritos y tu boca que se traga una manzana, fruta odiada, el pecado original.
    Yo que tú intentaría recuperar los folios tragados por la mesa, porque la manzana, cuando se la comieron Adán y Eva les supo a gloria.
    Un abrazo,
    Anne

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  5. Kenit, a mi las manzanas cocinada, como las que le gustan a Anne, crudas es que se me clavan en medio del esternón y no bajan con nada.

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  6. Alucinógeno? Puedes ser porque últimamente alucino que no veas, en serio. El ser humano no deja de sorprenderme ni cuando no cabe la sorpresa ;-)

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  7. Muchas gracias Anne. Besos.

    PD.: La tarta tatín, contrariamente a lo que pudiera parecer por mi mortal odio a las manzanas crudas, es uno de mis dulces favoritos. Sin crema de leche, ni crema inglesa, eso sí.

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