domingo, 14 de marzo de 2010

FRAGMENTARSE


Algo le crepita por dentro. No sabe lo qué es y se angustia. Siente un dolor intenso en ese punto indefinido de sí mismo, allí donde nada hay, no hay piel, no hay músculo, no hay hueso, no hay carne, no hay nada. El peor de los dolores. Le rodea un silencio extraño, como el que precede siempre a un desastre brutal, al desplome definitivo de lo seguro. Se angustia. Teme un quebranto irreversible y no sabe cómo pararlo. Se tapa los oídos, con fuerza, para no seguir oyendo como se resquebraja en pequeños fragmentos de sí mismo. No sirve de nada, el eco del fracaso le ha inundado por dentro y no se puede parar. Se ha quebrado. Ahora ya sólo espera.

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