martes, 17 de abril de 2012

CORTEZAS

-->

Me senté a la sombra de un inmenso alcornoque, sintiendo en los muslos la aspereza de la pinaza que cubre el suelo como un manto desolado. Se me avivó el recuerdo y le eché de menos. 

Acaricié la corteza y me entretuve con los nudos rugosos que esconden los años vividos. Los reseguí con fuerza para no olvidar que el mundo existe más allá de los pensamientos inciertos. Me dolieron las yemas de los dedos.

Nos separan veinte años. Fue entonces cuando, sin sabernos, nos colgamos de los hilos con el que hemos tejido, a la par, dos telas de araña distintas, lejanas, invisibles, densas y falsamente cálidas que nos atrapan con el acogedor engaño del hoy. 
Sentí el olor del romero aún húmedo y retrocedí a ese momento en el que todo era posible. Por eso, imagine de nuevo su presencia infinita y no pude por menos que abrazarme a ella para mantenerme y no caer ante el endeble equilibrio que todo lo sostiene. 

Convertí el silencio en un sentimiento incierto. Cerré los ojos y retorné con el roce tosco de la corteza centenaria que me recordó que ya no necesito nada, sólo saberle.

  

16 comentarios:

  1. i have enjoyed reading thank for sharing your story Greeting.

    ResponderEliminar
  2. M'ha agradat moltisim.

    ResponderEliminar
  3. Para pensar tan hermoso debiste de escoger un cerezo.

    ResponderEliminar
  4. Poma, al final te voy a poner un apartamentos con vistas al mar.
    :)

    ResponderEliminar
  5. Kenit, sin duda un cerezo hubiera sido mejor. Feliz día

    ResponderEliminar
  6. Anita, dde q ya no comentas en ell blog q te conocí, ya no es tan fácil leerte casi a diario. Me acabo de dar un empacho de tus últimas entradas, un empacho con mucho gusto, como siempre. Besos!

    ResponderEliminar
  7. Muchísima gracias Montse. Me encontrarás por aquí cuando quieras. Besos

    ResponderEliminar
  8. me ha gustado tu relato, los recuerdos que una corteza áspera te devuelve. parece mentira como la naturaleza es capaz de revivir sensaciones con el tacto. un saludo

    ResponderEliminar
  9. Muchas gracias Concha.
    Algunas cosas nos hacen tocas de pise al suelo y otros, la mar de físicas, nos hacen separarlos hasta el infinito y un poco más.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  10. Un texto muy natural. Escribes muy bien, Anita. Un beso :)

    ResponderEliminar
  11. El pasado se asemeja mucho a una corteza de alcornoque, raspa pero en sus nodos reencontramos recuerdos con forma de cordón umbilical. Me ha gustado mucho.
    Anne

    ResponderEliminar
  12. Muchas gracias Mónica y bienvenida :)

    ResponderEliminar
  13. Es cierto Anne. De hecho, en ocasiones, me miro las patas de gallo en el espejo y no puedo dejar de pensar que se parecen mucho a las vetas que recorren un alcornoque (será porque con los años me estoy volviendo igual que el arbol en cuestión)Pero es cierto, a veces necesitamos de cosas que nos unan a lo que somos. Un beso grande Anne

    ResponderEliminar
  14. Es precioso. Sencillamente precioso. Huelo y toco. Es mi primer comentario aquí, pero conste que soy incondicional.

    ResponderEliminar
  15. Muchas gracias C.
    Y bienvenida :)

    Anita Noire

    ResponderEliminar