Posiblemente todos tengamos circunstancias improbables que nos lleven a lugares en los que seamos incapaces de reconocernos a nosotros mismos. Pierdo horas, y más horas, sentada en la sala de espera de esta Terminal. Los minutos se estiran tanto en el tiempo que las horas empiezan a ser eternas.
¿Me pregunto qué es lo que le ha llevado a ser quién es? Me corrijo a mi misma y lo cambio por un “ser como es”. Paso una mano imaginaria sobre este estrambótico pensamiento para intentar volver a un estado de adormecimiento mental. Pero el pensamiento es recurrente y pierdo el hilo del sueño hipnótico que pretendo.
¿Cuándo comenzó su descenso? ¿Cuándo comenzará el mío, si no ha comenzado ya? El descenso se construye a base de desesperanza, desesperación y de la certeza del desencuentro, incluso con uno mismo. Tocar fondo y resurgir.
“El descenso
hecho de desesperanzas
y sin consumación
nos revela un nuevo despertar:
que es el otro lado
de la desesperación.
Por lo que no pudimos llegar a consumar,
por aquello
negado al amor,
por lo que perdimos en la expectativa
el descenso continúa
sin fin e indestructible”
William Carlos William
Suponer el propio descenso implica asumir que se ha llegado a la cumbre más alta a la que podíamos acceder y que el resto es todo cuesta abajo... Eso no está bien, señorita Escarlata... perdón, señorita Noire.
ResponderEliminarJavier, los decensos se pueden producir en cualquier momento, estes en la cumbre o camino de ella. Lo que importa, creo, es saber que siempre hay un punto que la bajada termina y sólo queda volver a subir.
ResponderEliminarPD: juasssss Srta. Escarlata :)
Vivir incluye subirse a esa montaña rusa, mental, el adormecimiento prolongado sólo es sovervivir.
ResponderEliminarPosiblemente Poma, pero en ocasiones, por pura necesidad física, hay que poner el piloto automático y pasmar.
ResponderEliminar"pero al menos toco fondo, y esto sólo puede mejorar, a partir de ahora solamente puedo mejorar" cantan los chicos de la habitación roja. esa confianza en nuestra destreza alpinística nos hace sentir vivos, incluso en los peores agujeros. pasar horas en un terminal puede propiciar tentaciones de meter el pie en feos sitios mentales. mejor pasmar a veces, sí.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo Raúl. me encanta lo de la destreza alpinistica :)
ResponderEliminarY sí, en ocasiones, es mejor pasmar. Besos
quieres bajar al infierno?
ResponderEliminar¿Alguien lo quiere realmente?
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