Llevo cinco días enganchada a las noticias siguiendo todo lo que nos llega desde Japón, las declaraciones de los líderes mundiales, las de la gente de a pie, las de los españoles que aterrizan con el miedo clavado en la mirada. Lo vivo con cierta angustia. Reconozco que todo esto me tiene enganchada a la pantalla del ordenador, a los periódicos digitales, a los informativos de televisión, más tiempo incluso del que alguien considerará normal pero es lo menos que le debo al mundo en una situación como ésta.
Estamos frente a una catástrofe mundial. No es una película circunscrita a un islote en el pacífico, el mundo se ha tambaleado. Las proporciones de una catástrofe, que empezó siendo natural, ha desbordado cualquier previsión y ahora estamos frente a la tesitura de enfrentar una desgracia de tal calado que nadie va a salir indemne de ella.
Japón sufre en sus carnes el zarpazo letal de una naturaleza desbordada que nos coloca a todos en la desoladora posición de replantearnos el mundo y de aprender la lección. Hoy se duele oriente, pero oriente somos todos, sólo tenemos que darle una vuelta al globo terráqueo.
La fragilidad del hombre ha quedado en evidencia. Creemos dominar el mundo, que podemos doblegarlo todo y, en realidad, estamos a merced de lo desconocido, de lo imprevisible.
Me duele Japón, me duele lo que veo, lo que no veo y lo que no puedo ni llegar a imaginar. La magnitud de la tragedia es tal que el mundo entero debería estar de luto.
Costará recuperarse de esta enorme catástrofe. Se reconstruirán las casas, las carreteras, y la ciudadanía japonesa también lo hará. A la vista está el comportamiento y la manera en que están afrontando la imposible situación que viven. No es la primera vez que dan muestras de una voluntad de hierro, de una capacidad casi sobrenatural para sobreponerse y avanzar a pasos agigantados para salir del pozo en el que la historia les sumerge continuamente.
El pueblo japonés está dando una lección al mundo que el resto deberíamos aprender. Esta desgracia nuclear la vamos a sufrir todos, nuestra generación y las venideras, así que ya podemos empezar a prepararnos y empezar a admirar la increíble capacidad de los japoneses para sobreponerse a las desgracias y aprender de ellos porque se acercan tiempos muy negros.
Mientras termino estas líneas estoy viendo en un recuadrito de mi ordenador, las imágenes en directo de la televisión nipona. Me sobrecogen a cada minuto, a cada segundo. Poco puedo hacer desde aquí salvo inventar una plegaria que lanzo aún no sé a quién, para que la naturaleza se apiade de estas gentes que hoy sufren lo indecible y nos ayude a la humanidad a salir adelante.
我々は、私たちが住んでいるの脆弱性を忘れてはならない。その世界は、私たちは未来の世代のために保護する必要がありますステップです。我々は、我々の生活はそのまま私達の家、私たちの力を保護されている場合それはあなたの苦しみは我々のものです。あなたのために、日本の人々は、あなたの完全な人間の尊厳と信頼を持っています。
john lenon- imagine -
(*) No debemos olvidar la fragilidad en la que vivimos. Que el mundo es un lugar de paso que debemos salvaguardar para las generaciones futuras. Que vuestro sufrimiento es el nuestro aunque conservemos nuestros hogares, nuestras fuerzas, nuestras vidas intactas. Porque vosotros, gentes de Japón, tenéis la dignidad del hombre cabal y en vosotros confiamos.
PD: Este blog tenía un lector que se conectaba desde japón, en alguna ocasión ha dejado sus comentarios en el blog. Espero que esté bien.
Sabes, Anita.
ResponderEliminarSospecho que tendrán que abandonar el norte de la isla.
Lo que se funde es esto, tiene 250mm de espesor de acero, pero se funde.
Un beso.
https://www.facebook.com/album.php?aid=3342&id=100000240450800
KENIT
Sí. Esta mañana las notícias son muy desalentadoras, allí son ya las cuatro de la tarde. No se va a poder frenar. Es una auténtica catastrofe. No sé si estamos dispuestos asumir lo que eso va a suponer. No es una película. Besos Kenit
ResponderEliminarAnita, yo trabajé unos cuatro años en una y acojona mucho. Aún ganando mucho menos me marché.
ResponderEliminarAhora soy un antinuclear activo.
La gente que está a favor de las nucleares, es que no las conoce.
Sabes, podría darse la paradoja extrema de que medio Japón fuese inabitable.Un beso
Mientras no tengamos alternativas realistas lo que tenemos son las centrales nucleares. Es lo que hay. Negar la realidad del servicio que prestan aún sabiendo los riesgos que comportan es creo cerrar los ojos a la realidad. Y estoy segura que acojona no mucho, sino muchísimo.
ResponderEliminarY yo, por lo que empiezo a oir, tal vez, no sólo la mitad de Japón, sino todo Japón, sus islas adyacentes y también creo que los debastadores efectos y consecuencias las vamos a sufrir en todo el mundo. Kss
Técnicamente hay alternativas de sobra. La nuclear es la más cara y peligrosa.
ResponderEliminarUn beso
KENIR
Has expresado muy bien lo que muchos sentimos. No puedo añadir nada más.
ResponderEliminarterrorífico lo que ha pasado.
ResponderEliminarSoy profesora de español para extranjeros y decir que tengo varios alumnos japoneses y uno en particular tiene desaparecido al abuelo. Es tan tremendo que no puedo más que pensar que lo que viene será algo mejor de lo que nos pinta en la tele. Pero bueno, una idea que se desvanece pronto ante la realidad.
Ojalá Das Radioaktive.Lo que está pasando es gordísimo. Y para mí uno de los problemas es la poca memoria global que tenemos y la insensabilidad a la que ha llegado el mundo. Todo es tan fugaz que nos parece parte de un mundo no real.
ResponderEliminarÁnimo a tu alumno.
Y gracias por leer este blog. Un saludo