sábado, 5 de marzo de 2011

MARIONETAS


Esta semana hicimos limpieza de archivos y papeles. Cada cierto número de años vaciamos los armarios de aquello que el tiempo ha convertido en pasado. Escaneamos, trituramos y olvidamos. Siempre encontramos cosas curiosas, nuestras propias notas, las notas de otros. Este es el extracto de una carta que, entre la documentación que en su día nos hicieron llegar, se le coló a quien nos la entregaba. Nosotros no necesitabamos saber, pero supimos. Me la entregan para que decida que hacer con ella. Quien la escribió no era cualquiera. La leo y decido copiar unas líneas, las sensaciones generales de un final anunciado. El resto de la nota pertenece a la intimidad de quien confió en nosotros y ahí quedará. No se la podemos devolver, ya no existe. Tras copiar estas líneas, la entrego de nuevo para que la pasen por la trituradora. Todo tiene su final.

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"Sé que necesitas un espacio en el que liberarte de todo lo que te pesa y no está aquí. 
Sé que necesitas poder sentirte porque ya no sabes ni quien eres. 
Sé que aún hoy querrías volver a ese lugar que perdiste. 
Sé que sabes que te equivocaste y por eso te remuerdes. 
Sé que disparaste sin pensar que el retroceso iba a ser peor que la bala que lanzaste.
Sé que el único sitio que te mereces es precisamente en el que ahora te encuentras.
Sé que te envenenas tu sóla y tu veneno ya no me llega.
Sé que necesitas sobrevivirte y rodearte de mediocridad para sentirte un poco menos mediocre.
Sé que todo esto lo sabes y por eso, no te soportas.
Sé que merezco algo que tú no eres".


Jacques Brel - La Valse À Mille Temps

4 comentarios:

  1. Las cartas de reproches de amor que se hacen en las oficinas, son muy tristes. Debes triturarla, quemar lo triturado, y lo más importante, olvidarla.
    -¿Tus manos son racimos de cerezas?
    -Ah, pues no sé.
    Buen día.
    KENIT

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  2. Está totalmente triturada. Cuando leí esa carta, que formaba parte de un cojunto de notas engarzada a muchos otros papeles, también pensé que era un reproche. Sin embargo, cuando de boca de su autor conocí y algunas cosas al respecto y posteriormente leí algunas de sus cosa por ahí, tuve claro que no lo era, sino que simplemente ordenaba su cabeza. En su día, hace ya algunos años, se lo quise devolver todo. Me pidió que lo guardara o que lo destruyera, formaba parte de un pasado que ya no le interesaba. Por aquello de que somos como somos, quedó archivado en una carpeta gigantesca en la que alguien tuvo a bien guardar la esquela que aparecía en el periódico. Han pasado muchos años y tocaba vaciar el "granero". No se me hubiera ocurrido desobedecer las instrucciones recibidas en su día, pero me pareció que lo escrito era muy bueno. Así, que anoté y mandé triturar. Hoy sus notas duermen el sueño de los justos, como su autor.
    Siempre lo digo, yo valgo más por lo que callo que por lo que cuento.
    Feliz día.

    P.D.: Mis manos son racimos de vida

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  3. ... un papel y un lápiz pueden ser la mejor de las venganzas...

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  4. Sí, pueden serlo. Pero yo creo que la mejor es que ya nads te importe.

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