miércoles, 23 de marzo de 2011

MI CASA ES UNA CEBOLLA

Hace unos días, leía una entrevista a Aleksandar Hemon. En ella afirmaba que "tu casa es allí donde no estas". He pensado sobre aquella frase que, evidentemente, extraje del contexto y empecé a darle vueltas. Reconozco que al principio no lo hice de una manera consciente  pero hace unos días, mientras mataba un par de horas muertas y no tenía a mi alcance nada más que mi agenda de papel, un móvil sin batería y un café pensé que la frase de Hemon encierra una enorme paradoja.
Pienso en mi "casa" y en lo que echo de menos cuando no estoy en ella. No son las cuatro paredes más o menos cómodas en las que vivo, ni las cosas que en ella se contienen, todo eso es fútil. Echo de menos otras cosas que van más allá de lo material. 
No supe bien como traspasar al papel lo que tenía en mente. No supe verbalizarlo pero las sensaciones eran precisa. Por eso anoté, "Hemon-casa-paradoja".
Ayer, mientras volvía de un viaje relámpago en tren lo descubrí y de pronto lo tuve claro. Subía por las escaleras que me alejaban del andén y mi nariz se llenó de un penetrante olor a cebolla guisada. Salivé, sí, lo hice y supe lo que era la "casa", la mía.
Mi "casa" es ese lugar que se compone de mil  sensaciones placenteras y acogedoras que me devuelven la tranquilidad y la serenidad que muchas veces pierdo. Quizá a eso se refería Hemon, a todas esas cosas que nos transportan a un lugar en el que nos sentimos seguros y que cuando por el motivo que sea desaparece nos deja cojos.
Puede que Hemon no quisiera referirse a nada de todo ello. No tiene importancia, ahora sé donde está mi "casa", mi casa está en mí. Y me gustó el penetrante olor a cebolla, me hizo recordar momentos de risas ante una mesa llena de gente y una radio en la que se escuchaba algo tan poco común hoy en día como las radionovelas de Guillermo Sautier Casaseca. 
La casa la llevamos siempre a cuestas, en nuestro interior, en nuestros sentidos, por eso podemos vivir en cualquier sitio, lo que importa es que no nos falten las sensaciones y el placer de dejar que nos envuelvan y nos abriguen.

Aleksandar Hemon, escritor "Amor y obstáculos"

4 comentarios:

  1. La cebolla tiene tantas capas para llegar a su alma, que confunde. Por eso huele tan bien, por eso las casas que huelen a sofrito de cebolla, son tan hermosamente familiares.
    Un beso

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  2. Buen día Kenit, a mi el sofrito de cebolla me puede, a alguien le parecerá ordinario y vulgar pero a mi me chifla. Cosas de una.
    Besos

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  3. Es hermoso lo que has escrito.
    Teresa

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