Tengo una lampara de pantalla roja, dos velas que huelen a lavanda y poco sueño. Puedo contar las horas y convertirlas en nanosegundos para prolongarlas hasta el infinito, acompañarlas con las cuatro notas que ahora suenan y perderme entre líneas difusas de mi mundo, mi micromundo.
"Lo que perdimos podemos recobrarlo intacto, dijo Norman. Hubiera sido fácil rebatirlo, en lugar de eso yo también bajé la ventanilla y dejé que el aire tibio me despeinara, los árboles pasaban a una velocidad pasmosa ¿Qué podemos recobrar?, pensé sin importarme que la velocidad fuera cada vez mayor y que la carretera ya no presentara tramos en línea recta, tal vez porque Norman siempre había conducido con seguridad y era capaz de hablar, de observarse, de buscar cigarrillos en la guantera, de encenderlos e incluso de mirar de vez en cuando hacia delante y todo sin quitar el pie del acelerador. Podemos volver a entrar en juego en el momento en que queramos, oí que decía"
No hay prisa. Los nanosegundos me conceden una eternidad.
No creas, los nanosegundos parecen infinitos, pero es un espejismo.
ResponderEliminarTambién se acaban.
Un beso
Cierto, maldita sea :)
ResponderEliminarBesos
Si, o repetir la toma, pero la escena núnca será la misma.
ResponderEliminarNo, claro, es una escena totalmente distinta. Es lo que tiene
ResponderEliminar:)