Caminas por el filo de un ánimo que parece abocado a derrumbarse, pero tú no caes nunca. Te sostienes pese a todo, pese a todos. Hablamos y te cuento que guardé una botella de cabernet, que nos espera y que no la pondré al frío. Incomprensible, menos para ti, menos para mí.
Por eso, no importa la demora, el vino seguirá caliente hasta que llegues y entonces, tumbado a mi vera, recontarás, jugando con las yemas de tus dedos, los lunares que recorren mi espalda.
Es por eso, por la aritmética y la métrica de la piel, por la conjunción de los húmedos caminos que abres a tu paso, por lo que, entre otras cosas, no caes jamás.
Me encantan los …húmedos caminos…, transitarlos, de cualquier forma posible.
ResponderEliminarel funambulista te sonambuliza!
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