Cuando lo vio sobre la mesa, puso el dedo en la sien y lo giró como un molinillo. Nadie en su sano juicio leería a Kafka en primavera. Ignoraba que, hacía demasiado, las estaciones habían dejado de existir y que no había más vara para medir el tiempo que el hambre que en ocasiones sentía. Por eso, los días jamás tenían veinticuatro horas, las noches eran eternas y el sol se transformaba en una candela tintineante que iluminaba el vacío.
Cogió el ejemplar, lo lanzó sobre el sofá y salió de la estancia arrastrando los pies. Ignoraba que, como el buitre, había terminado con ella y que, con ese fin, esperado por otro lado, había terminado consigo mismo.
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"Érase un buitre que me picoteaba los pies. Ya había desgarrado los zapatos y las medias y ahora me picoteaba los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego proseguía su obra. Pasó un señor, nos miró un rato y me preguntó por qué toleraba yo al buitre.
-Estoy indefenso –le dije-, vino y empezó a picotearme, yo le quise espantar y hasta pensé retorcerle el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara. Preferí sacrificar los pies: ahora están casi hechos pedazos.
-No se deje atormentar –dijo el señor-, un tiro y el buitre se acabó.
-¿Le parece? –pregunté-, ¿quiere encargarse usted del asunto?
-Encantado –dijo el señor-; no tengo más que ir a casa a buscar el fusil, ¿puede usted esperar media hora más?
-No sé –le respondí, y por un instante me quedé rígido de dolor; después añadí-: por favor, pruebe de todos modos.
-Bueno –dijo el señor-, voy a apurarme.
El buitre había escuchado tranquilamente nuestro diálogo y había dejado errar la mirada entre el señor y yo. Ahora vi que había comprendido todo: voló un poco, retrocedió para lograr el ímpetu necesario y como un atleta que arroja la jabalina encajó el pico en mi boca, profundamente. Al caer de espaldas sentí como una liberación; que en mi sangre, que colmaba todas las profundidades y que inundaba todas las riberas, el buitre irreparablemente se ahogaba."
-Estoy indefenso –le dije-, vino y empezó a picotearme, yo le quise espantar y hasta pensé retorcerle el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara. Preferí sacrificar los pies: ahora están casi hechos pedazos.
-No se deje atormentar –dijo el señor-, un tiro y el buitre se acabó.
-¿Le parece? –pregunté-, ¿quiere encargarse usted del asunto?
-Encantado –dijo el señor-; no tengo más que ir a casa a buscar el fusil, ¿puede usted esperar media hora más?
-No sé –le respondí, y por un instante me quedé rígido de dolor; después añadí-: por favor, pruebe de todos modos.
-Bueno –dijo el señor-, voy a apurarme.
El buitre había escuchado tranquilamente nuestro diálogo y había dejado errar la mirada entre el señor y yo. Ahora vi que había comprendido todo: voló un poco, retrocedió para lograr el ímpetu necesario y como un atleta que arroja la jabalina encajó el pico en mi boca, profundamente. Al caer de espaldas sentí como una liberación; que en mi sangre, que colmaba todas las profundidades y que inundaba todas las riberas, el buitre irreparablemente se ahogaba."
El buitre -Franz Kafka-
Lo de Kafka está genial (lo pongo en mi lista de pendientes, puesto que de él solo he leído —mil veces— "La metamorfosis", y —una— "El proceso"), pero lo tuyo... Prométeme, Noire, que algún día escribirás, nena, que tú lo vales, y los que te seguimos lo merecemos. Todo es ponerse, y tú, lo que es madera, la tienes toda. Me has dejado KO con la frase "Nadie en su sano juicio leería a Kafka en primavera". Marvelous!
ResponderEliminarEl buitre es uno de los relatos de "La muralla china". No te lo pierdas, bien vale la pena.
ResponderEliminarY sí, lo de Kafka y la primavera es así.
Bss
Cornelius Richman, persona en la que Kafka se inspiró para describir a la cucaracha de "La Metamorfosis", siempre sostuvo que la primavera estaba sobrevalorada. Y que la astenia primaveral era una excusa para no ir a trabajar.
ResponderEliminarBesos grandes!!!
La astenia primaveral son los padres.
ResponderEliminarLos buitres siempre dan vueltas.
ResponderEliminarYo vi la peli: "el buitre que daba la vuelta dos veces", y no quiero volver a verla.
La primavera produce severas alergias, Edu, por eso casi mejor el otoño.
ResponderEliminarKenit, los buitres son malos malosos...o no, vete a saber.
ResponderEliminarBss