Vive perdido en un mar de desconcierto. Camina por caminar, siguiendo una línea recta imaginaria que pintó el día que dejo de ser. Un pie delante del otro sin virar jamás. La intuición sobre un mundo que se desmorona y un pensamiento lacerante, ahoga cualquier atisbo de naturalidad. No hay nada más allá de los próximos pasos. El recelo, la sospecha y la escogida soledad son los compañeros de un yo arruinado a perpetuidad donde el albedrío se paralizó y quedó a merced del mundo loco que roza permanentemente
Se desdobla en sí mismo para sobrevivirse. Es el peso de la duda y una vida que hace años perdió lustre.
No mirar, no ver. No hay márgenes, no hay recodos, sólo un yo enfermo que se esconde de lo que siente, por eso pisa cualquier amago de vida nacido en la vereda de su línea recta. Aplastar la duda mediante un desprecio que simula y le mata poco a poco.
Pero siempre llega la noche y es entonces, mientras su cabeza reposa intentando alejarse de su inconsciente que grita, en plena duermevela, siente el calor de un voz que, apenas instalada en su oído, le susurra que la vida es algo más que todo eso.
Cowboy Junkies -
Sí.
ResponderEliminarCierto.
Un chucho.
Un camino hacia la locura, que, a veces, seguimos sin darnos mucha cuenta. En todo caso, en cuanto llegas (a la locura, quiero decir) debe ser un estado muy apacible...
ResponderEliminarLa negación de uno mismo en pos de seguir unicamente la línea trazada, es a largo plazo la muerte.
ResponderEliminarM' agradad molt .
Precioso.
ResponderEliminarMuchas gracias "chica radioactiva" (así, en spanish, es más sencillo ;-)
ResponderEliminarKenit, yo también creo que "sí"
ResponderEliminarXimo, no sé si es muy apacible pero algunos llegar, llegan.
ResponderEliminarMerci Poma
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