Siente tanta rabia que eso le hace caminar muy rápido. Las manos en los bolsillos, los puños apretados. Pensamientos repetidos como un mal estribillo. Basta. Tiene que calmarse, necesita serenarse. Al llegar a la esquina, algo le detiene, oye los acordes de la última canción que escuchó estando con ella. Cierra los ojos, el mundo se para, respira profundamente, el aire llena sus pulmones por completo y le invade un profunda tristeza. Ya no hay espacio para la rabia. Un reflejo en el suelo mojado le recuerda que ahora está sólo. No dejó sitio para más. Únicamente si camina decidido sobre el asfalto se recuperará a si mismo.
Escueto...pero me gusta. Como el perfume bueno, viene en frasco pequeño.
ResponderEliminarAri