No me gusta hablar de mi trabajo en según que sitios ni con que personas. Sin embargo, hay algunos temas en concreto que, a mí personalmente, me hacen reflexionar por lo que me llegan a impactar, con independencia que se circunscriban a mi ámbito laboral . Por eso, en ocasiones, es inevitable que acabe escribiendo sobre alguna cosa que he visto, oído o palpado en mi vida profesional y en las que, lo quiera o no, tengo que posicionarme.
Hoy me ha tocado lidiar con lo que, cuando hablamos de niños, a la gente se le llena la boca: los indestructibles vinculos de sangre y la necesidad de primar la permanencia de los niños con la familia biológica, aunque el niño esté hecho una mierda donde está.
Yo, de natural, políticamente muy incorrecta, no comulgo con ello. Me niego a dar la razón a quien creo no la tiene, y cuando hablo de razón sé que me refiero a "mi razón", lo sé. Tengo algunos temas muy claros en mi vida profesional y uno de ellos es que no voy a vender mi alma al demonio por algo en lo que no creo y no me vale la pena.
Así que hoy, cuando alguien ha venido explicándome una presunta "película" de terror y "amor" sobre unos niños, para que me posicionara, actuara y llevar aadelante algo que, para mí, atenta no sólo contra la moral sino también contra al derecho de unas criaturas a desarrollarse y crecer en un círculo y ambiente sano donde se les quiera, me he negado en rotundo.Y es que, como ya peino algunas canas y unos cuando folios he llenado, no me creo de la misa a la mitad, y de esa mitad, la mitad de la mitad, por eso es por lo que no pienso circunscribir mis decisiones profesionales al que mejor me pague, ni defender lo indefendible, por mucho que se me esgriman la existencia de indestructibles "lazos de sangre" que perduran más allá de los años y las circunstancias; y una cartera la mar de abultada.
Que no. En ese aspecto duermo muy tranquila todas las noches.
Y es que volviendo la tema de la biología y los niños, hay alguien que ya lo explicó mejor que yo, un adulto que en su día fue adoptado por una familia que lo hizo un niño feliz y le convirtió en un buen hombre.
Así que hoy, más que nunca, después de oir lo oído, suscribo, una a una, todas las palabras que esta persona dijo:
"La gestación es un acontencimiento que dura nueve meses y poca cosa más. Ser padres es mucho más que una función biológica, es permitir que un niño se convierta en un adulto, es humanizar mediante la educación, la comprensión y el cariño. Lo esencial no está en la continuidad genética sino en el vínculo que se construye entre padres e hijos independientemente de los genes de cada uno. Reducir toda la paternidad/maternidad a la función procreadora me parece una pobre simplicidad. No hay padres adoptivos. Sólo hay padres, lo demás son etiquetas que se ponen detrás, como el DNI un mero trámite administrativo".
Hoy me ha tocado lidiar con lo que, cuando hablamos de niños, a la gente se le llena la boca: los indestructibles vinculos de sangre y la necesidad de primar la permanencia de los niños con la familia biológica, aunque el niño esté hecho una mierda donde está.
Yo, de natural, políticamente muy incorrecta, no comulgo con ello. Me niego a dar la razón a quien creo no la tiene, y cuando hablo de razón sé que me refiero a "mi razón", lo sé. Tengo algunos temas muy claros en mi vida profesional y uno de ellos es que no voy a vender mi alma al demonio por algo en lo que no creo y no me vale la pena.
Así que hoy, cuando alguien ha venido explicándome una presunta "película" de terror y "amor" sobre unos niños, para que me posicionara, actuara y llevar aadelante algo que, para mí, atenta no sólo contra la moral sino también contra al derecho de unas criaturas a desarrollarse y crecer en un círculo y ambiente sano donde se les quiera, me he negado en rotundo.Y es que, como ya peino algunas canas y unos cuando folios he llenado, no me creo de la misa a la mitad, y de esa mitad, la mitad de la mitad, por eso es por lo que no pienso circunscribir mis decisiones profesionales al que mejor me pague, ni defender lo indefendible, por mucho que se me esgriman la existencia de indestructibles "lazos de sangre" que perduran más allá de los años y las circunstancias; y una cartera la mar de abultada.
Que no. En ese aspecto duermo muy tranquila todas las noches.
Y es que volviendo la tema de la biología y los niños, hay alguien que ya lo explicó mejor que yo, un adulto que en su día fue adoptado por una familia que lo hizo un niño feliz y le convirtió en un buen hombre.
Así que hoy, más que nunca, después de oir lo oído, suscribo, una a una, todas las palabras que esta persona dijo:
"La gestación es un acontencimiento que dura nueve meses y poca cosa más. Ser padres es mucho más que una función biológica, es permitir que un niño se convierta en un adulto, es humanizar mediante la educación, la comprensión y el cariño. Lo esencial no está en la continuidad genética sino en el vínculo que se construye entre padres e hijos independientemente de los genes de cada uno. Reducir toda la paternidad/maternidad a la función procreadora me parece una pobre simplicidad. No hay padres adoptivos. Sólo hay padres, lo demás son etiquetas que se ponen detrás, como el DNI un mero trámite administrativo".
Secundo cada una de las palabras de este texto .
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