Busqué tu pijama de Superman y no lo encontré. Descubrí un billete de tranvia con tu nombre escrito y la huella de tu dedo tatuado entre las hojas de Rimbaud. Rebusqué entre los periódicos viejos un anuncio de champú. Compré un décimo para el sorteo de Navidad y un billete imaginario a Singapur.
Caótico tú, caótica yo.
Caótico tú, caótica yo.
Bailé bajo el grifo de la ducha y te ví. Regué el cactus con limoncello superior mientras peiné al gato con un tenedor de Syracuse. Y al final, casi al final, olí tu jersey.
Ahí fuera, hace horas, dejó de ser azul. Alguien quema papel. Miro mis medias, los zapatos de tacón y muero, porque de verdad muero, mientras escucho un saxofón.
¿Y tú?
!Sí!. Me gustó. Es como un poema desastroso, pero bello. Buen día Anita.
ResponderEliminarDesastrosamente desastroso. Buenos días querido.
ResponderEliminarMolt bó de veritat.
ResponderEliminarPD : Lastima desperdiciar así el licor.
Ara el cactus està content I el verd és especial. Bon dia Poma ;-)
ResponderEliminarPotente!!!
ResponderEliminarHola Antonino. Gracias :)
ResponderEliminarPues bailar en la ducha es de lo más peligroso, nena, lo cual no quita para que tu texto sea bellísimo.
ResponderEliminarDicho queda.
Es mucho para un agenda. Del limoncello me gusta su color lleno de transparencia amarilla. Supongo que tus piernas (aún) siguen bonitas. Es una impresión.
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