Elipsis. Buscaba cualquier cosa que me alejara de lo que en su momento me había acercado hasta él. Buscaba en la otra punta del mundo las cosas que sabía que destetaba y que yo adoraba por pura contradicción. Suprimía sin suprimir. Elipsis y más elipsis.
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"A la ventana de su habitación se adherían los enjambres verdosos de las nieblas de octubre: y Aleksánder Ivánovich Dudkin sintió entonces el irreprimible deseo de que aquella niebla le atravesara también a él, que atravesara sus pensamientos para ahogar aquel parloteo estúpido que traqueteaba en su cerebro y apagar las llamaradas de sus delirios, que surgían como bolas de fuego (que luego explotaban); de ahogarlos y apagarlos con la gimnasia de sus piernas andarinas; tenía que andar, andar, andar otra vez; de una avenida a otra, de una calle a otra; andar hasta enmudecer por completo su cerebro; andar hasta derrumbarse en la mesa de cualquier taberna para quemar sus entrañas con vodka. Sólo con aquel vagabundeo sin rumbo por calles y retorcidos callejones, bajo las farolas, las cercas de madera y las chimeneas, podía ahogar los pensamientos que se pudrían en su cerebro".
snow patrol -
Algunas veces los pensamientos son como la propia sombra, lo mismo da caminar que no, emborracharse que no, siempre surgen.
ResponderEliminarY las elipsis.
No sé, a mi no me resultan, va todo aquí tan metido
Buena mañana.
Es lo que tienen las elipsis, suprimen sin suprimir.
ResponderEliminarBesos, querido