Me tomé un día sabático. Al igual que la tierra se merece un descanso, los humanos también. No dudé un segundo en aprovechar un plan que llevaba semanas durmiendo el sueño de los justos. Me marché con las cuatro cosas que uno necesita para embarcarse, poco cosa. Sólo esperar que el viento sea favorable y te lleve a buen puerto. Tuve suerte, tuvimos suerte. El viento nos acompañó todo el día. Sopló y lo hizo con poderío. Empleé todas mis fuerzas en izar drizas, cazar cabos y fijarlos a las cornamusas. Debía vigilar el viento aparente. A la vuelta, muchísimas horas más tarde, caminaba agotada pero ligera por el pantalán.
Un golpe de mar se llevó por la borda un invisible fardo de mierda. Olvidé atarle una línea de vida, cosas del subconsciente.
Un día afortunado sin duda.
Bobo Stenson Trio -
© Fotografía naq
Navegar es precioso, creoque debe ser parecido a al pinismo, en el sentido de la soledad. Un beso
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