Si sobrevivo a este domingo, PROMETO: no volver a tomar ibuprofenos en ayunas, no despertar a mis vecinos a ritmo de boleros, no pintarme las uñas de los pies encima de la cama, limpiar el frigorífico cada vez que derrame el zumo dentro, no tirar por el desagüe de la cocina el aceite de las patatas fritas, tomar menos chocolate y más manzanas, no dilapidar mis ahorros en objetos absurdos que acumulo en el armario de la entrada de casa, llamar a mi madre todas las semanas, no poner fairy en el cajón del detergente de la lavadora, contestar los correos electrónicos que recibo, ser más tolerante con aquellos a los que no soporto, incluso poner mayor distancia con los que adoro. Pero todo eso sólo lo prometo si este tedioso y asfixiante domingo termina, permitiéndome sobrevivir, en cuanto chasque los dedos.
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