sábado, 3 de septiembre de 2011

RINCONES II


En plena tormenta, escapando del pedrisco, llegué frente al mar. Me senté y con los restos de una concha escribí frente a mi, a mis pies, tres palabras:

"AH HAR DE"

Tomé la decisión de no permitir que la tempestad que vivía levantara más olas, evitar que las noticias desagradables se perpetuaran y se enquistaran hasta transformarme en la misma canica de hielo que me había llevado hasta allí.
Respiré y con la punta del pie borré cualquier atisbo de desolación. 
Desde entonces, cuando presiento la llegada de la borrasca, me acerco hasta esta playa y me repito, sutilmente, a modo de plegaria, Ah har de.


"Ah har de" es la expresión de un sentimiento, de un sensación frente a lo negativo.

3 comentarios:

  1. Anita. Es una terapia encomiable, el mar diluye. Lo malo es si algún día vives en Salamanca, el Tormes tiene unas puestas de sol demasiado cercanas.
    un chucho

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  2. es por la sal, seguro. Me tocó trabajar muy cerca de ahí y curiosamente, pese a que tenía que darme no pocos kilómetros, me vino muy bien. La relativización y la desintoxicación, ya sabes. Bss

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