Conversaciones a cuatro bandas. Las comunicaciones de las famosas PLD’S se han sofisticado. Ahora mantenemos conferencias como las quinceañeras, a través del Messenger. Es fabuloso. En pleno ejercicio de “perrerismo”, lo hacemos desde el sofá y con la mantita sobre las piernas (¡Qué mayores nos hemos hecho!), aún sabiendo que en menos de unas horas nos vamos a ver. Hoy hace muy mala tarde, hace frio y la pereza es monumental, no apetece nada, pero nada, moverse, aunque esto va a durar poco, en nada debemos empezar con las sesiones de restauración: “chapa y puntura”. Hoy tenemos una fiesta. El tiempo no acompaña. Semanas organizando esta celebración, no es un cumpleaños cualquiera. Hoy llenaremos la terraza ya de por si suficientemente llena de unas macetas enormes, esculturas en proyecto y la caseta de un perro que hoy ya es más viejo que la tos. Ya veremos si no acabamos en el sótano de la finca, aunque si se ha mantenido más de cien años en pie, no tendría por qué caer hoy, pero ¡ve a saber!.
Esta cita, es un fijo en nuestro calendario. Es una excusa más para disfrutar de estupendas charlas, escuchar música tranquilamente, fumar y tomar unas copas saboreando el aire que densamente llega desde el puerto. Sentimos que el tiempo no pasa y que el mundo se ha parado en esta azotea sólo para reconfortarnos, para que creamos que, al menos por una noche somos inmortales. Sin embargo, hoy habrá que hacer un gran esfuerzo. Unos más que otros, pero esfuerzos desde luego, porque sin saber cómo y sin estar invitada la tristeza se ha instalado entre nosotros.Creer en los ciclos vitales es una opción en la que yo creo. Esta creencia es bien poco y nada explica sobre su incidencia en mi persona pero, como digo, creo en los ciclos vitales, en la coincidencia circular de momentos. Uno de estos momentos, el que, sin saber porqué, los tuyos, tu círculo y tú mismo entra en crisis. Girar la cabeza, ver el tiempo transcurrido, la vida vivida, pensar en lo dejado por el camino, los sueños no cumplidos, las dolorosas ausencias, y la falta de una buena perspectiva frente al futuro, no son tragos de buen gusto, al menos no lo son cuando te encuentras con la punta de los pies asomados al imaginado precipicio que es la vida.
Todos en crisis a la vez, menudo lío. Sería deseable que estas cosas nunca pasaran a todo el mundo en el mismo momento. Las crisis generalizadas no deberían ser simultáneas ni a mogollón. Sucesivas, afectando primero a unos y después a otros, para que los que se mantienen cuerdos y con una visión menos turbia de la vida, pudieran guiar a los que, sin remedio, se quedan totalmente ciegos ante la realidad.
Pero como todo, nunca pasan las cosas como nos gustaría. Así que este año, las cosas serán diferentes. La tristeza, por desgracia, se ha instalado sin ganas de marcharse y ni siquiera afrentándola con grandes risas tiene intención de irse. Hoy van a faltar unos pocos que el año pasado sí estaban y que nunca creíamos, al menos en aquel momento, que desaparecerían sin más. Esencialmente los mismos y del mismo modo. En realidad, no del mismo modo, lo sé, eso sí lo tengo claro, simplemente porque nada es igual.
Los ciclos son siempre repetitivos y circulares. El estallido vuelve a estar aquí, las víctimas del tsunami emocional esta vez son otros o en realidad lo somos todos. Pero no nos quedan salvavidas, los derrochamos cuando nadábamos en cuestiones nada trascendentales, ya a nada podremos agarrarnos, así que nos tocará nadar a pelo, esperando que cada uno, por si sólo, pueda bracear hasta sentirse a salvo. No lo sé.
El próximo año, si no nos hemos muerto, podremos decir lo mismo. Miraremos alrededor y veremos las ausencias de unos y la novedad de la llegada de otros y esperemos que la tristeza se haya marchado de fiesta y nos deje la nuestra en paz.
PD.: Hoy me van a reñir. Sé que una PLD's, que está camuflada de palmera, va a leer esto, y me va a reñir muy mucho, pero lo siento bonita, las cosas están así y tú lo sabes.
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