viernes, 14 de mayo de 2010

PAPELITOS


Tengo la mesa con mil papelitos pegados. En tres de ellos he anotado las cosas que sin falta debo comprar si no quiero, entre otras cosas, morir de inanición los próximos días. En otro, las cuestiones estéticas que debo resolver, nada extraordinario, sólo pequeños cuidados que nos hacen sentir poderosas, estupendas. Papelitos engomados de color amarillo para lo doméstico y habitual. 
Cojo otro, ahora de color rosa. Está escrito, alguien debió olvidarlo por aquí. Ocho letras que llaman mi atención: “CONTROLA”. La notita se pega en mi dedo mientras intento hacerme con una que no esté escrita, pero se adhiere con insistencia en mi dedo, la sacudo y ahora ondea al viento. Lo hago con más fuerza y que planee hasta la aterrizar a unos centímetros de mis ojos. La dejo ahí, pegada, no estorba.
Llega la hora de los verdes. El color de los secretos. Empiezo a escribir con un trazo negro, intenso. La vista se me desvía hacia el engomado rosado, ocho letras negras “CONTROLA”. Esto no pasa porque sí. 
Miro la nota verde, el comienzo de la frase incompleta. Miro el papel rosa, la decisión está tomada. Arrugo, con un gesto firme, un secreto a medio escribir.
Los secretos que no permanecen sólo en nuestro interior, más pronto que tarde, dejan de serlo.

Enrique Urquijo y Los secretos - Colgado

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