Ya nada tiene interés. Piensa en su cara. La ha olvidado a fuerza de no verla, pero ha encontrado la manera de ponerle un rostro que acompañe las silenciosas conversaciones que mantiene con ella. La ha convertido en un ente con una fisonomía que se actualiza a medida que se va cruzando con gente por la calle. Ahora tiene el rostro afilado de aquella muchacha del autobús, más tarde la de la anciana que sentada en el parque da la merienda a un niño. Infinitas caras para una sola persona. Nada importa, únicamente ella. Sólo le queda su exclusiva ensoñación, nada más. Un pensamiento único que perdió el rostro cuando cerro los ojos por última vez.
El olvido es una forma de libertad.
ResponderEliminarKhalil Gibran