Andamos en busca de significado en cada cosa con la que nos cruzamos. A veces, incluso sin saberlo, confiamos en una suerte de magia reveladora que nos acerque a lo que esperamos, a lo que deseamos. Y mientras andamos por ahí, con una varita de zahorí un tanto maltrecha, buscamos significados casi por necesidad de sobreviviremos, pero, la realidad nos aplasta sin piedad y nos manda un recadito para que vayamos asumiendo que, por lo general, las cosas pocas veces significan lo que esperamos.
Nadie está a salvo de buscar buscar significados que nos parecen ocultos; de buscar interpretaciones subjetivas con lo que intentar amainar el ánimo. Caer en la tentación de sentirse señalado por lo que otros dicen o hacen suele funcionar de una manera parecida.Toda lectura de la vida, de lo que ocurre a nuestro alrededor, se baña de nosotros mismos. Los otros, las cosas que nos llegan, casi nunca son un espejo, ni un mensaje. Solo son cosas que pasan, vidas que se viven y sentimientos que se escapan en busca de respuestas que pocas veces existen. Me visto de negro y pienso en lo triste y gris que está el día. No tiene nada de relevante, no hay bache existencial, solo que esta semana puse tarde la lavadora y la ropa clara está pendiente de doblar. Puede que hoy llueva.


























