Hasta hace pocos años, la manera más rápida de conocer la llegada de la primavera no era fijarse en la temperatura, ni siquiera en el calendario, sino cruzarse con un enorme cartel de “El Corte Inglés” anunciando, con todo derroche de colores, flores y vestidos imposibles, la llegada de tan bonita estación. Eran ellos quien, a priori, marcaban el inicio de la estación. Pero el método ha devenido engañoso. Puede que sea por aquello del cambio climático o por la caída del índice Dow Jones, pero lo cierto es que en los últimos tiempos, los publicistas o los escaparatistas, o quien sea de esos grandes almacenes, adelantan la temporada a finales de enero, tras las rebajas de la maltrecha cuesta de enero. Mala cosa.
Tristemente, hemos perdido referentes. Y es que ahora ni siquiera la maldita astenia nos sirve para saber en que estación del año andamos. La flojedad, el desaliento lo llevamos colgado al cuello todo el año, así que tampoco la astenia es fiable.
Puede que lo que ocurra sea que las estaciones, simplemente, han desaparecido, engullidas por la crisis y todo se haya convertido en una heladora astenia continuada, puntualmente mudada de sandalias o botas peludas en función de si las ganas de matar al vecino, la declaración del IRPF, la depresión, la alergia o incluso la apetencia sexual, crece o decrece.
Bebo Valdes c/Estrella Morente -
Pues sabes, Anita. Cuando yo era crío –hace tantos años que ya ni me acuerdo-. Sabíamos que la primavera había llegado por el canto del cuco, porque empezaban a llegar las mariposas amarillas, y porque las primeras hormigas rojas comenzaban a acarrear palitos para el hormiguero. Aparate, claro está, de que se ponía todo rojo de amapolas y amarillo de dientes de león…
ResponderEliminarUn chucho.
Muy bonito Kenit. Yo recuerdo que en mi caso, sabíamos que llegaba la primavera porque mi madre empezaba a comprar calcetines de perlé. De eso también hace muchos años.
ResponderEliminarbss
Relajeseme Anita¡¡ Y cantemos aquello de: La primevra ha venido y no sé como ha sido ..."
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