Intentaba abrir el coche cuando, de un modo absolutamente imposible, las llaves, adoptando la densidad de la nada, se han precipitado desde mi mano hasta la alcantarilla. Ha sido un movimiento lento, y la llave, sujeta a un simple cordón de cuero rojo, se ha deslizado a cámara lenta, bamboleándose en una corriente de aire inexistente, hasta las entrañas del subsuelo.
Si la desesperación existe, se ha impreso en mi cara, en esa que ha fijado su angustia en ese pútrido agujero por el que la ciudad se corrompe. Pero los ángeles de la guarda existen, ahora lo sé, y ante el abatido aspecto de quien, derrotado por los elementos, se deja morir sobre el capó del coche, implorando al Dios de las tormentas para que caiga un rayo y lo funda, un motorista ha parado junto al coche.
Minutos más tarde, una cuerda y un imán, rescatan la llave y me devuelven la compostura. Desde la cafetería de enfrente empiezan los aplausos y, el rescatador, en un gesto de encantadora gracia, hace una reverencia al camarero y a los que desde la terraza han observado la maniobra.
Me entrega la llave abriéndome la mano, colocándola en ella y cerrándome el puño de un modo seguro. Su mano se entretiene sobre la mía durante unos segundos que se prolongan sin necesidad.
Me quedo sin habla. Y sin habla sigo mientras se pierde entre el tráfico.
Unnn, me juego unas cañas contigo que ese era el bribón del Nikola Tesla. Dicen que anda penando, jugando a los múltiplos de tres.
ResponderEliminarUn chucho.
No me extrañaría nada, así que dejate de jugarnos las cañas y quedemos en la plaza para tomárnolas al sol.
ResponderEliminarBss
Qué suerte ser rescatada por un misterioso motorista!!! ¿Cómo era? Quizás le deberías haber agradecido el gesto con una invitación... Es un comienzo de una bonita historia de libro ¿no?
ResponderEliminarSí, lo correcto seguramente sería agradecerlo pero ¿por qué acabar con el misterio? Mientras este se mantiene permite imaginar lo que cada uno quiera. Hoy todos especulamos aquí sobre "cómo, cuando,etc.". Si supieramos que se llama Pedro, vive en un barrio del extrarradio y arregla cocinas, habría perdido parte del encanto, no? A veces descubrir quien hay detrás de ciertas cosas hace que la gracia decaiga, puedo dar fe de ello.
ResponderEliminarTe lo cedo para que escriba ese libro :)))
Gracias Montse por pasar por esta casa
Sin necesidad? Pocas cosas ocurren por que sí.
ResponderEliminarmi no entender. Debo estar espesa
ResponderEliminarAh ¡¡¡ el misterio, imaginar al caballero andante del siglo XXI (en moto claro)...Si, así el relato cobra en intriga.Pero "in situ" te digo...que un café y las gracias nunca están de más.
ResponderEliminar;)
Que no Poma, que no. Desvelar el misterio acaba siendo una mierda, que se quede tal cual y que cada uno piense lo que quiera.
ResponderEliminarEl caballero en cuestión se llevó el increible roce de la piel más blanca y fina que tendrá jamás a su alcance. Y tú, lo sabes. :)