Decidir entre "lo deseado" y "lo esperado" es complicado. A todos nos gustaría hacer lo primero pero acabamos haciendo lo segundo. Una perfecta esquizofrenia. ¿A quién nos debemos?, ¿A nosotros mismos? ¿A los demás? ¿A ellos y a nosostros?. Es difícil conjugar entre todos esos intereses cuando no confluyen y encima devienen contradictorios. Porque si hago lo que deseo, debiéndome sólo a mi, terminaré fallando a los demás. En eso no hay duda. Así que optamos por la via fácil, hacemos lo "correcto", lo que de nosotros se "¿espera?", y nuestros deseos, los más íntimos y propios, pasan a engrosar la lista de "cosas fool" que sólo, de vez en cuando, rescataremos mentalmente para no olvidarnos de quienes somos de verdad. Haremos lo "esperado", lo tal vez "¿deseado?" por otros, aunque con eso destruyamos nuestra esencia y, por ende, la de los que están a nuestro lado al entregarles un "yo" adulterado. Un regalo envenenado.
Anita, no te imaginas como me suena todo esto. Ya he pasado por esos "gerundios"
ResponderEliminarTal vez pasado es mucho decir, sigo en ello.
Cuesta eh! joer... pero merece la pena ser nosotros mismos "sin llevarnos a nadie por delante"
un beso
Maria Rozas
El yo adulterado es lo más funcional.
ResponderEliminarA sabiendas de que no es definitivo, siempre aparecen circunstància excepcionales,llega el momento en que decides que lo importante es hacer lo deseado, aun consciente de que se provocaran decepciones. Quien no sea capaz de entender la necesidad de que el prójimo sea uno mismo, no merece ser correspondido.
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