Cada día me sorprendo más por lo desarrolladísima que tengo la genial virtud de las mujeres para atender a distintas cuestiones a la vez. Hoy mismo, aunque no lo parezca he trabajado y he sacado de encima de la mesa varios temas que tenía “estancados” desde el mes de julio, gestionándolos todos a la vez. Pero cuando de verdad me he maravillado ha sido cuando me he dado cuenta que estaba atendiendo al teléfono a un persona insoportable; era capaz de ser amable con ella pese a que estaba siendo un impertinente; tecleaba en el ordenador con la mano izquierda una chorrada por el Messenger para un compañero que vive en otra ciudad; y con la mano derecha escribía una nota con la compra que debía dejar en casa antes de marcharme estos días. Y así ha sido todo el día. Gracias a los hados soy ambidiestra y puedo hacer ir las dos manos a la vez, lo que es una gran ventaja, sobre todo para hacer cosas tan peregrinas como pintar en un folio mientras con la derecha te atusas el pelo o te colocas bien los pendientes.
Sé que parece que no curre nada. Tener el facebook minimizado o con la pantalla abierta hace parecer vago, lo cual en ocasiones me hace sentir culpable, por lo que acabo cerrándolo aunque sólo sea una cuestión de imagen.
Pero esta mañana, mientras me tomaba un café y me fumaba un cigarrillo (maldita sea), me paseaba por mi trabajo y he visto, a medida que me asomaba a las distintas puertas, que el resto de mis compañeros estaban trabajando de la misma manera que lo hago yo habitualmente, con doscientas pantallas a la vez y sólo dos, todo lo más, profesionales. He visto el messengers de “C” con más lucecitas que un árbol de navidad, el facebook de “PR” haciendo unos ping-pongs que dejaban sordo al más pintado, y he visto a “A” escribiendo correos electrónicos enviando las fotos de una eslava en bolas que ciertamente estaba de rechupete, y no he querido seguir viendo, más que nada por no terminar pareciendo bollera (a cada cual lo que es de cada cual).
Pero la sorpresa ha venido esta tarde,hoy nos hemos reunido, teníamos que poner en claro distintos asuntos que están en marcha y dejar instrucciones a los que se quedan para que atiendan lo que llegue de los que estaremos fuera. Y parecía imposible viendo el panorama que se veía esta mañana cuando los ordenadores parecían un casino de Las Vegas, lo tenemos todo al día, todo al día que se puede tener con el trabajo que gastamos. Ha sido una sorpresa curiosa.
Así que quizás la introducción de estas porquerías de las redes sociales en nuestros despachos, que creemos nos hacen perder un tiempo brutal, en realidad lo único que han provocado es que de las más de 8 horas que desde siempre nos pasamos sentados en una silla o paseando arriba y abajo por un pasillo interminable (yo determinadas cosas las preparo así, pasillo arriba-pasillo abajo), hayan supuesto que aprovechemos a fondo 4 ó 5 horas de las que allí estamos y el resto lo pasemos tocándonos la breva, pero que al menos lo hagamos con mejor cara (a veces peor cara), pues en un momento dado siempre tienes a un compañero, un amigo, un pariente alegrándote el momento (seremos positivos y no diremos que a veces esos mismos mensajitos nos joden). Todo lo cual no deja de maravillarme al comprobar lo geniales que somos pues, pese al Cristo en que se han convertido nuestros PC profesionales, hasta resolvemos los temas. Debo decir que antes no siempre ocurría, lo cual me hace pensar que el sentimiento de estar perdiendo el tiempo en horas de trabajo no hace ser más eficientes (ya no sé si más eficaces). Ahora incluso nos sobra tiempo para sentarnos en la recepción a fumar (pese a la prohibición), tomar un café colectivo, e incluso comentar las últimas paridas vistas o leídas en internet, todo ello sin olvidarnos de hablar de las cosas que realmente nos importan y que no siempre son laborales (sí, en aquella casa todos somos raritos y casualmente nos llevamos bien).
Sin embargo y pese a todo esto, debo confesar que por culpa de la introducción de las dichosas redes sociales en nuestro cubículo laboral, más de una noche e incluso madrugada, me ha tocado sentarme ante el portátil de casa y terminar aquello que era perentorio y que quedó a medio hacer, debatiendo incluso con el compañero de turno, a través del Skipe, sobre cual era la mejor estrategia a seguir en aquello que nos quedamos por la tarde (al final esto de trabajar así nos costará la vida familiar son siempres las palabras de despedida). Hoy mismo, aquí estoy escribiendo esta parida después de haber cerrado por esa vía un asunto profesional y eso que son más de las 12 de la noche (es la última vez que preparo una ponencia para otro).
Pero hoy he hecho un propósito de enmienda y rehabilitación, no voy a volver a mezclar el ocio con mi vida profesional. Pero sé, porque me conozco, que este propósito me durará media hora, para muestra un botón.http://www.goear.com/liste
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