Tengo fantásticos planes para este fin de semana. Prioritario, por encima de las guerras mundiales, de la suspensión de Garzón, de la reunión de la comunidad de vecinos, es pintarse, convenientemente, las uñas de los pies. Hay que ser organizada, tener un aspecto estupendo, desde el extremo norte al extremo sur de tu persona, requiere una organización brutal. La primavera ya está aquí. Las sandalias silban desde el armario. Objetivo: los pies, otramente denominados: pinreles, peanas, quesos, etc. Me quedo con la palabra “pie”.
Todo lo demás puede esperar, hoy sólo importan los pies. Los microcosmos tienen eso, la agenda se organiza en función de cómo le sople el viento al propietario de ese enanocosmos, y como el mío es mío, pues priorizo lo que me da la gana.
Y volviendo a los pies, porque lo demás me la trae al pairo, tengo que afirmar, con total rotundidad, que no deben lucirse, JAMÁS, unos pies que parezcan los que le quedaron a Jesucristo después de arrastrarlos subiendo al Monte Calvario. Así que como parte de la organización de los próximos “fashion month”, llevo varios días pensado en el color del esmalte con los que adornaré los diminutos pinreles en los que acaba este cuerpo serrano.
No es que no tenga otras cosas en que pensar, que las tengo, por ejemplo, si la tierra es achatada por los polos y esas cosas, pero lo prioritario es lo prioritario. Por eso, en mi cabecita sólo resuenan celestialmente dos palabras “Nail polish”.
Acabo de recibir una llamada de teléfono que me pregunta que voy a hacer. Respuesta: “buscar mi próximo nail polish”. Mientras pronuncio las escasas sílabas de estos dos vocablos, poniendo morritos de sirena, noto un increíble subidón, cientos de péptidos escapados de mi hipófisis, me inundan por doquier. Es la magia.
Así que, como no es cuestión de desperdiciar el tiempo, que es oro, ni esos rayitos de sol que esta mañana han revolucionado mis endorfinas. Voy a tirarme a la calle y si no encuentro un cálido “nail polish” que me acerque al clímax, al menos tomaremos el aperitivo y nos olvidaremos de lo gilipollas que es el mundo y lo tronadísimo que está el personal.
P.D.: Por último, espero que los que leen este blog, si alguien lo hace, escuche los enlaces musicales que son casi lo mejor.
bono frank sinatra -
No hay comentarios:
Publicar un comentario